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Toráh Semanal

Blog: Spanish Weekly Torah Portion
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Yithro

3 Febrero, 2024 | 24 Asar Ashtay (Shevat)

PARASHÁ: Shemoth (Éxodo) 18:1 - 20:23

YITHRO, sacerdote de Midyan, suegro de ‘El-Moshéh, escuchó את todo lo que Elohiym había hecho por Moshéh y por את Yashar’el su pueblo, y cómo Yahuah había sacado a Yashar’el de Mitsrayim. 2 Entonces Yithro, suegro de Moshéh, tomó a את Tsipporah, mujer de Moshéh, después de que él la había enviado de vuelta a su padre, 3 y a את sus dos hijos. El nombre de uno era Gershem, porque dijo: “He sido extranjero en una tierra extraña.” 4 Y el nombre del otro era Eliy`ezer, porque dijo: “El Elohai de mi padre fue mi ayuda y me libró de la espada de Far`oh.” 5 Y Yithro suegro de Moshéh, vino con sus hijos y su mujer a Moshéh al desierto, donde se encontraba acampando en la Montaña de Elohiym. 6 Y dijo a Moshéh: “Yo, tu suegro Yithro, vengo a ti con tu mujer, y sus dos hijos con ella.”

7 Y Moshéh salió a recibir a su suegro, se postró y lo besó; se preguntaron el uno al otro por su salud, y entraron a la tienda. 8 Y Moshéh le contó a su suegro את todo lo que Yahuah había hecho a Far`oh y a los mitsriym por causa de Yashar’el, y את todas las adversidades que les habían sobrevenido por el camino, y cómo Yahuah los libró. 9 Yithro se regocijó por toda la bondad que Yahuah le había hecho a Yashar’el, al haberlos librado de la mano de los mitsriym. 10 Y Yithro dijo: “Bendito sea Yahuah, que te ha librado de la mano de los mitsriym y de la mano de Far`oh, y que ha liberado את al pueblo de la mano de los mitsriym. 11 Ahora conozco que Yahuah es mayor que todos los elohiym, porque en lo que se ensoberbecieron, Él estuvo por encima de ellos.” 12 Y Yithro el suegro de Moshéh, tomó una ofrenda de humo ascendente y sacrificios para Elohiym. Y vino Aharón y todos los ancianos de Yashar’el, a comer pan con el suegro de Moshéh delante de Elohiym.

13 Aconteció al día siguiente, que Moshéh se sentó para juzgar את al pueblo, y la gente permanecía junto a Moshéh desde la mañana hasta el atardecer. 14 Cuando el suegro de Moshéh vio את todo lo que hacía con la gente, dijo: “¿Qué es esto que haces por el pueblo? ¿Por qué te sientas solo, y todas las personas están junto a ti desde la mañana hasta el atardecer?” 15 Y Moshéh dijo a su suegro: “Porque la gente viene a mí a consultar a Elohiym. 16 Cuando tienen un asunto vienen a mí. Y yo juzgo entre uno y otro, y les hago saber את los estatutos de Elohiym y את su Toráh. 17 Entonces el suegro de Moshéh le dijo: “No es bueno lo que haces. 18 Ciertamente desfallecerás, tanto tú como el pueblo que está contigo. Pues esto es demasiado pesado para ti. No podrás hacerlo tú solo. 19 Escucha ahora mi voz; te aconsejaré y Elohiym estará contigo. Sé tú, el representante del pueblo delante de Elohiym, y lleva את las causas a Elohiym. 20 Y les enseñarás את los estatutos y את la Toráh. Les mostrarás את el camino por el cual deben andar y את las obras que deben hacer. 21 Además, de entre todo el pueblo proporciónales hombres capaces, hombres de veracidad, que aborrezcan la codicia y que teman a Elohiym. Y ponlos sobre el pueblo como jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuenta y jefes de decenas. 22 Ellos juzgarán al pueblo todo el tiempo. Y sucederá que todo asunto difícil lo traerán a ti, pero juzgarán todos los asuntos sencillos. Así aliviarás la carga de sobre ti, y llevarán la carga contigo. 23 Si haces את esto, y Elohiym así te lo ordena, podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá a su lugar en paz.” 24 Entonces Moshéh escuchó la voz de su suegro, e hizo todo lo que había dicho. 25 Y Moshéh escogió hombres capaces de todo Yashar’el, y los puso por cabezas sobre el pueblo. Por jefes de millares, jefes de cientos, jefes de cincuenta y jefes de decenas. 26 Y juzgaron את al pueblo en todo tiempo. Las causas difíciles las traían a Moshéh, pero ellos mismos juzgaban todo asunto sencillo.

27 Y Moshéh despidió a את su suegro; y él se fue a su tierra.

CAPÍTULO 19

AL tercer mes, después de la salida de los hijos de Yashar’el de la tierra de Mitsrayim, ese mismo día llegaron al desierto de Ciynai. 2 Habían partido de Refiydiym y llegaron al desierto de Ciynai y acamparon en el desierto. Allí, frente a la Montaña acampó Yashar'el. 3 Moshéh subió a Elohiym, y Yahuah lo llamó desde la Montaña, diciendo: “Así dirás a la casa de Ya`aqov, y hablarás a los hijos de Ya-shar’el: 4 ‘Visteis lo que hice a los mitsriym y cómo os tomé sobre alas de águilas y os traje a mí mismo. 5 Por tanto, ahora, si en verdad obedecéis mi voz y guardáis את mi pacto, entonces seréis para mí un tesoro especial sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación qadosh. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Ya-shar’el.’”

7 Entonces Moshéh llamó a los ancianos del pueblo, y expuso delante de ellos את todas estas palabras que Yahuah le había mandado, 8 y todo el pueblo respondió unánimemente y dijo: “Todo lo que Yahuah ha dicho, haremos.” Y Moshéh llevó את la respuesta del pueblo a ‘El-Yahuah. 9 Y Yahuah dijo a Moshéh: “He aquí, yo vengo a ti en el espesor de la nube, para que el pueblo escuche cuando hablo contigo y te crea para siempre. Y Moshéh refirió את las palabras del pueblo a ‘El-Yahuah.

10 Y Yahuah dijo a Moshéh: “Vé al pueblo y santifícalos hoy y mañana y laven sus vestidos. 11 Y estén preparados para el tercer día; porque al tercer día Yahuah descenderá sobre la Montaña Ciynai, a la vista de todo el pueblo. 12 Y pondréis límites alrededor para את el pueblo, diciendo: ‘Guardaos vosotros de no subir a la Montaña o tocar sus límites. Cualquiera que toque la Montaña, ciertamente morirá. 13 No la tocará mano, pues será apedreado o asaeteado; sea bestia u hombre, no vivirá. Cuando suene prolongadamente el shofar, ellos subirán a la Montaña.’”

14 Y Moshéh descendió de la Montaña al pueblo, y santificó את al pueblo. Y lavaron sus vestidos. 15 Y dijo al pueblo: “Preparaos para el tercer día. No os acerquéis a vuestras mujeres.”

16 Y aconteció al tercer día por la mañana, que había truenos, relámpagos y una nube espesa en la Montaña. Y el sonido del shofar sonaba muy fuerte; de modo que todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció. 17 Y Moshéh sacó del campamento את al pueblo, al encuentro con Elohiym. Y ellos estuvieron de pie en la parte inferior de la Montaña. 18 Toda la Montaña Ciynai humeaba, porque Yahuah había descendido sobre ella en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y toda la Montaña se estremeció en gran manera. 19 Y cuando el sonido del shofar sonaba prolongadamente e iba aumentando cada vez más fuerte, Moshéh hablaba y Elohiym le respondía por una voz. 20 Y Yahuah descendió sobre la cima de la Montaña Ciynai. Y Yahuah llamó a Moshéh a la cima de la Montaña y Moshéh subió. 21 Y dijo Yahuah a Moshéh: “Desciende, advierte al pueblo, no sea que traspasen los límites para ver a ‘El-Yahuah y muchos de ellos perezcan. 22 También los sacerdotes, que se acercan a ‘El-Yahuah, santifíquense, no sea que ‘El-Yahuah irrumpa sobre ellos.” 23 Y Moshéh dijo a ‘El-Yahuah: “El pueblo no puede subir a la Montaña Ciynai, porque nos has advertido, diciendo: “Señalad límites את a la Montaña y santificadla.” 24 Y Yahuah le dijo: “Anda desciende, y luego subirás, tú y Aharón; mas los sacerdotes y el pueblo que no traspasen el límite para subir a ‘El-Yahuah, no sea que Él irrumpa sobre ellos.” 25 Entonces Moshéh descendió al pueblo y le habló.

CAPÍTULO 20

y HABLÓ Elohiym את todas estas palabras, diciendo: 2 “Yo soy Yahuah Elohayka, que os saqué de la tierra de Mitsrayim, de casa de servidumbre.

3 No tendrás otros elohiym delante de mí.

4 No te harás ninguna imagen tallada, ni ninguna imagen de nada que esté arriba en los cielos o abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra. 5 No te inclinarás ante ellas, ni las servirás; porque Yo, Yahuah Elohayka soy un ‘El celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. 6 Y muestro misericordia a miles de los que me aman y guardan mis mandamientos.

7 No tomarás את el nombre de Yahuah Elohayka en vano; porque Yahuah no tendrá por inocente את al que tome את su nombre en vano.

8 Acuérdate del את día de Shabbath para santificarlo. 9 Seis días trabajarás y harás tu trabajo. 10 Pero el séptimo día es el Shabbath de Yahuah Elohayka. En éste no harás ningún trabajo, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que mora dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días Yahuah hizo את los cielos y את la tierra, את el mar, y את todo lo que en ellos hay; y el séptimo día descansó.” Por lo cual Yahuah bendijo את el día de Shabbath, y lo santificó.

12 “Honra a את tu padre y a את tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yahuah Elohayka te entrega.

13 No asesinarás.

14 No rompas el vínculo del matrimonio.

15 No robarás.

16 No declararás falso testimonio contra tu prójimo.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su criado, ni su criada, ni su toro, ni su asno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo.”

18 Y todo el pueblo vio את los truenos y את los relámpagos, y את el ruido del shofar, y את la montaña humeando. Y cuando el pueblo vio esto, se retiraron y se mantuvieron lejos. 19 Y dijeron a Moshéh: “Habla tú con Elohiym y nosotros escucharemos; pero que Elohiym no hable con nosotros, no sea que muramos.” 20 Y Moshéh dijo al pueblo: “¡No temáis! Porque para probaros ha venido Elohiym, a fin de que su temor esté delante de vuestros rostros y no pequéis.” 21 Y el pueblo se mantuvo lejos mientras Moshéh se acercó a la densa oscuridad donde estaba Elohiym.

22 Dijo Yahuah a Moshéh: “Así dirás a los hijos de Yashar’el: ‘Habéis visto que he hablado con vosotros desde el cielo. 23 No haréis conmigo elohai de plata, ni haréis para vosotros elohai de oro.

HAFTORÁH: Yesha`yahu (Isaías) 6:1 - 7:6; 9:5-6

En el año en que murió el rey Uzziyahu, vi a את Yahuah sentado en un trono, alto y elevado, y la orla de su manto llenaba el Templo. 2 Por encima de Él se alzaban Serafiym; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían su rostro, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. 3 Y clamaban uno a otro y decían: “Qadosh, qadosh, qadosh es Yahuah Tseva’oth. Toda la tierra está llena de su gloria.” 4 Y los postes de la puerta se movieron a la voz del que clamó y la casa se llenó de humo.

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! porque estoy perdido; porque soy un hombre de labios inmundos, y moro en medio de un pueblo de labios inmundos; porque mis ojos han visto al את Rey, Yahuah Tseva’oth. 6 Entonces uno de los Serafiym voló hacia mi, sosteniendo un carbón encendido en su mano, que había tomado con las tenazas del altar, 7 y lo puso sobre mi boca, y dijo: “He aquí esto ha tocado tus labios; y tu maldad es quitada, y tu pecado purificado.” 8 También oí את la voz de Yahuah, que decía: את “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?” Entonces dije: “Heme aquí; envíame a mi.”

9 Y Él dijo: “Ve, y dile a este pueblo: Oíd, sí, mas no entendáis; y ved, mas no percibáis. 10 Embota el corazón de este pueblo y endurece sus oídos y cierra sus ojos; no sea que vean con sus ojos y oigan con sus oídos y entiendan con su corazón, y se vuelvan y sean sanados.” 11 Entonces dije yo: “Yahuah, ¿hasta cuándo?” Y él respondió: “Hasta que las ciudades queden destrozadas sin habitantes, y las casas sin hombres, y la tierra esté completamente desolada, 12 y Yahuah haya removido a את los hombres muy lejos y haya un gran abandono en medio de la tierra.

13 Pero aunque haya en ella una décima parte, volverá y será consumida; mas como un árbol de encina o como un roble, cuyo tronco permanece cuando arrojan sus hojas, así la simiente qadosh será su tronco.

CAPÍTULO 7

Y SUCEDIO que en los días de Ajaz, hijo de Yotam, hijo de Uzziyahu, rey de Yahudáh, Retsiyn, rey de Aram, y Peqaj, hijo de Remalyahu, rey de Yashar'el, subieron a Yerushalayim para hacerle guerra, pero no pudieron prevalecer contra ella. 2 Y le fue dicho a la casa de David: “Aram se ha confederado con Efráyim.” Y su corazón se conmovió, y también el corazón de su pueblo, como los árboles del bosque se mueven con el viento. 3 Entonces Yahuah dijo a ‘El-Yesha'yahu: “Sal ahora para encontrarte con Ajaz, tú y She’ar Yashuv tu hijo, al final del conducto del estanque superior en el camino del campo del batanero 4 y dile: Presta atención y guarda silencio. No temas, ni desmayes ante estos dos tizones de fuego humeantes, por la feroz ira de Retsiyn con Aram y del hijo de Remalyahu. 5 Porque Aram, Efráyim y el hijo de Remalyahu han tomado un mal consejo contra ti, diciendo: 6 ‘Subamos contra Yahudáh, hostiguémosla, abramos una brecha para nosotros y establezcamos por rey en medio de ella, את al hijo de Tave'el’.

Yesha`yahu (Isaías) 9:5-6

5 Porque toda batalla del guerrero es con ruido confuso y vestimentas empapadas de sangre; mas esto será para incendio y pasto de fuego. 6 Porque un niño nos es nacido, un Hijo nos es dado y el gobierno estará sobre su hombro; y su nombre se llamará: Maravilloso, Consejero, El Gibbor, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

BESORÁH: Mattithyahu (Mateo) 6:1 - 8:1

CAPÍTULO 6

“MIRAD que no hagáis vuestra caridad delante de los hombres, para que os vean; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. 2 Por tanto, cuando des limosna, no hagas tocar shofar delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; porque de cierto os digo, que ya han recibido את su recompensa. 3 Mas cuando des limosna no dejes a tu mano izquierda saber את lo que hace tu derecha; 4 da limosna en secreto, y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.”

5 “Y cuando ores, no seáis como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas, para que todos los vean. Porque de cierto os digo, que ellos ya tienen את su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público. 7 Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los otros; porque piensan que serán escuchados por sus muchas palabrerías. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de que cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.”

9 “Vosotros, por tanto, oraréis así:

‘Padre nuestro que has establecido yeshu`ah en los cielos, Exaltado sea tu nombre. 10 Venga Tu Reino. Sea tu voluntad en la tierra, como lo es en los cielos. 11 Danos hoy nuestro את pan de cada día. 12 Y perdona nuestras ofensas, como perdonamos a quienes nos ofenden. 13 Y no nos guíes hacia la inclinación mala, mas líbranos de las tinieblas; porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por siempre. Amein’.

14 Porque si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará. 15 Pero si vosotros no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

16 “Además cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas, de rostro demacrado; porque ellos entristecen sus rostros para mostrar su ayuno ante los hombres. De cierto os digo, que ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza, y lava tu rostro; 18 que no sea ante los hombres que ayunas, mas ante tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.”

19 “No os hagáis tesoros en la tierra donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones socavan y roban. 20 Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no socavan ni roban, 21 porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23 pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Por tanto, si la luz que hay en ti es tiniebla, ¡qué grande es esa tiniebla! 24 Ningún hombre puede servir a dos adoniym, porque aborrecerá al uno, y את amará al otro; o se allegará al uno y menospreciará al otro; no podréis servir a Yah y a mammón.”

25 “Por tanto, te digo, no te afanes por tu vida, qué has de comer, o qué has de beber, ni por tu cuerpo, qué has de vestir; ¿no es la vida más que el alimento? ¿y el cuerpo, más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni almacenan en graneros; sin embargo vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho más que ellas? 27 Y ¿Quién de vosotros, por más que se afane, puede agregar un codo a su estatura? 28 Y ¿Por qué os preocupáis por el vestido? Considerad los lirios del campo, como crecen; no trabajan, ni hilan. 29 Mas os digo, que ni aun Shalomah en todo su esplendor, fue vestido como uno de estos. 30 Por lo tanto, si Elohiym viste así la hierba del campo, que hoy está y ya mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vestiros, hombres de poca fe? 31 Por tanto, no os preocupéis diciendo: ‘¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos?’ 32 (Porque los otros pueblos buscan estas cosas); pero vuestro Padre celestial sabe, que de todas estas cosas, habéis de necesitar. 33 Mas buscad primeramente את el Reino de Elohiym y su rectitud, y todo lo demás os será dado por añadidura. 34 Así que, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día, su propio mal.”

CAPÍTULO 7

“NO JUZGUÉIS, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir. 3 Y ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo? 4 O ¿Cómo dirás a tu hermano: ‘déjame sacar la paja de tu ojo’, viendo que la viga está en tu propio ojo? 5 ¡Hipócrita! Primero, saca la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano. 6 No deis lo que es qadosh a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.”

7 “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá; 8 porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 O ¿Si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuanto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le pidan?”

12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también, haced vosotros con ellos porque esto es la Toráh y los profetas. 13 Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la destrucción, y muchos son los que entran por ella; 14 Pero estrecha es la puerta, y dificultoso el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”

15 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, mas por dentro, son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis; ¿acaso se cosechan uvas de los espinos? o ¿higos de los cardos? 17 Así es que, todo buen árbol da buen fruto; mas un árbol corrupto, da fruto malo. 18 Un árbol bueno no puede dar fruto malo; tampoco un árbol malo puede dar buen fruto. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego. 20 Así que por sus frutos los conoceréis.”

21 “No todo el que me dice: ‘Adonai, Adonai’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 22 Muchos me dirán en aquel día: ‘Adonai, Adonai, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos sacado demonios, y en tu nombre hemos hecho muchas obras poderosas?’ 23 Entonces les protestaré: ‘Nunca os conocí; apartaos de mí, vosotros hacedores de iniquidad’. 24 Por tanto cualquiera que oye estas palabras mías y las hace, le compararé con un hombre sabio, que construyó su casa sobre la roca; 25 y descendió la lluvia, y vinieron las inundaciones, y soplaron los vientos, y golpearon aquella casa; y no cayó, porque fue fundada sobre la roca. 26 Y cualquiera que escuche estas palabras mías y no las hace, será comparado con un hombre insensato, que construyó su casa sobre la arena; 27 y descendió la lluvia, y vinieron las inundaciones, y soplaron los vientos, y golpearon aquella casa; y cayó y tremenda fue su ruina.” 28 Y sucedió que cuando Yahusha terminó de decir estas palabras, la gente estaba fascinada con su doctrina, 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

CAPÍTULO 8

CUANDO bajó de la montaña, le seguían grandes multitudes.

 

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Tehilliym - Salmos 151-153

Yo era el menor entre mis hermanos y un joven en la casa de mi padre. Solía alimentar el rebaño de mi padre y encontré un león y un lobo, los maté y los destrocé. 2 Mis manos hicieron una flauta y mis dedos formaron un arpa. 3 ¿Quién me mostrará a mi Adonai? Él, mi Adonai, se ha convertido en mi Elohiym. 4 Envió a su ángel y me sacó del rebaño de mi padre y me ungió con el aceite de la unción. 5 Hermanos míos, hermosos y grandes, en ellos Yahuah no tuvo complacencia alguna. 6 Y salí para encontrarme con el pelishtiy...

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Shushanah - Susana

Un hombre llamado Yahuyaqiym habitaba en Babel, 2 y tomó por mujer, a Shushanah, la hija de Qelkyahu, una mujer muy hermosa que temía a Yahuah. 3 Sus padres también eran justos y enseñaron a su hija de acuerdo con la Toráh de Moshéh. 4 Ahora bien, Yahuyaqiym era un gran hombre rico, y tenía un hermoso jardín al lado de su casa; y a él recurrían los yahudiym, porque era más honorable que todos los demás. 5 El mismo año fueron designados como jueces, dos de los ancianos del pueblo, de aquellos a los que se refirió Yahuah diciendo: “La iniquidad proviene de Babel de jueces ancianos, que se hacen gobernantes del pueblo”. 6 Estos pasaban mucho tiempo en la casa de Yahuyaqiym y todos los que tenían...

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