07 de Octubre, 2023 | 22 Eythaniym (Tishrei)
PARASHÁ: Devariym (Deuteronomio) 33:1 - 34:12
ESTA es la bendición con la que Moshéh, el varón de Elohiym, bendijo את a los hijos de Yashar’el antes de su muerte; 2 dijo: “Yahuah vino de Ciynai y de Se'iyr se levantó para ellos; resplandeció desde el Monte Pa’ran y vino con diez mil qodeshiym. De su diestra salió una ley ardiente para ellos.
3 Sí, Él amó a su pueblo. Todos tus qodeshiym están en tu mano, y ellos se sentaron a tus pies. Todos recibirán de tus palabras. 4 Moshéh nos ordenó una Toráh, es la herencia de la asamblea de Ya`aqov. 5 Él fue rey en Yasharún, cuando los jefes del pueblo y las tribus de Yashar'el se reunieron.
6 Viva Re’uven y no muera, que no sean pocos sus varones.
7 Esta es la bendición de Yahudáh. Y dijo: “Oye Yahuah la voz de Yahudáh, tráelo a su pueblo, que sus manos le basten y se tú su ayuda contra sus enemigos.”
8 Y de Leviy dijo: “Tu Tummiym y tu Uriym sean con tu jaciyd, a quien probaste en Maccah y con quien luchaste en las aguas de Meriyvah.” 9 El que dijo de su padre y de su madre: ‘No los conozco’, y no reconoció a את sus hermanos, ni consideró a את sus propios hijos; porque han obedecido tu palabra y guardaron tu pacto. 10 Ellos enseñarán a Ya`aqov tus juicios y a Yashar’el tu Toráh. Pondrán incienso delante de ti y toda ofrenda de humo ascendente sobre tu altar. 11 Bendice Yahuah, su vigor y acepta la obra de sus manos. Quebranta los lomos de los que se levantan contra él y los que lo aborrecen que no se levanten más.”
12 De Binyamiyn dijo: “El amado de Yahuah habitará seguro junto a él; y Yahuah lo cubrirá todo el día y entre sus hombros morará.”
13 Y de Yosef dijo: “Bendita de Yahuah sea su tierra, con las cosas preciosas del cielo, con el rocío y con las profundidades que yacen abajo; 14 y con lo mejor de los frutos del sol y con lo que brota por la luna; 15 y con lo mejor de las antiguas montañas y con lo escogido de los collados eternos; 16 con lo mejor de la tierra y su plenitud y con la gracia del que habitó en la zarza. Descienda la bendición sobre la cabeza de Yosef y sobre la coronilla del que fue consagrado entre sus hermanos. 17 Su gloria es como la del primogénito del toro, y sus cuernos son como los cuernos de los unicornios; con ellos acorneará a los pueblos juntos hasta los confines de la tierra. Ellos son los diez millares de Efráyim, y los millares de Menashsheh.”
18 De Zevulún dijo: “Alégrate, Zevulún, en tu salida, y tú Yisshakar, en tus tiendas. 19 Llamarán al pueblo a la montaña, allí ofrecerán sacrificios de justicia, porque chuparán la abundancia de los mares y los tesoros escondidos en la arena.”
20 De Gad dijo: “¡Bendito el que hizo ensanchar a Gad! Él se echa como león y desgarrará el brazo con la corona de la cabeza. 21 Proveyó la primera parte para sí mismo, pues allí, estaba sentado en una porción del dador de la Toráh. Vino con los jefes del pueblo, ejecutó la justicia de Yahuah y sus juicios con Yashar’el.”
22 Y de Dan dijo: “Dan es un cachorro de león. Saltará de Bashán.”
23 Y de Naftaliy dijo: “Oh Naftaliy, saciado con favores, y colmado con la bendición de Yahuah. ¡Posee el oeste y el sur!”
24 De Asher dijo: “¡Bendito Asher con sus hijos! Sea ceptable a sus hermanos, y sumerja su pie en aceite; 25 tu calzado será hierro y bronce y como tus días, así será tu vigor.”
26 No hay nadie como el ‘El de Ya-sharun, que cabalga sobre los cielos en tu ayuda y sobre las nubes con su excelencia. 27 El eterno Elohai es tu refugio y bajo el cual se hallan los brazos eternos. Él arrojará al enemigo de delante de ti y dirá: ¡Destrúyelos!
28 Yashar’el entonces, habitará confiadamente. La fuente de Ya`aqov estará en una tierra de grano y vino, también sus cielos destilarán rocío. 29 ¡Bienaventurado eres tú, oh Yashar’el! ¿Quién como tú, oh pueblo salvado por Yahuah? ¡Escudo de tu socorro, y quién es la espada de tu excelencia! Tus enemigos serán hallados mentirosos y tú hollarás sus lugares altos.
CAPÍTULO 34
DESPUÉS Moshéh subió desde las llanuras de Mo'av hasta el monte Nevu, a la cima de Picgah, que está enfrente de Yeriyjo. Y Yahuah le mostró את toda la tierra de את Gil`ad hasta Dan, 2 את todo Naftaliy, את la tierra de Efráyim, Menashsheh, y את toda la tierra de Yahudáh, hasta el mar occidental, 3 את el Neguev, y את la llanura del valle de Yeriyjo, la ciudad de las palmeras, hasta Tso`ar. 4 Y Yahuah le dijo: “Esta es la tierra que juré a Avraham, a Yitsjaq y a Ya`aqov, diciendo: Se la daré a tu descendencia. Te he permitido verla con tus ojos, pero no entrarás allá.”
5 Entonces Moshéh, siervo de Yahuah, murió allí en la tierra de Mo'av, conforme la Palabra de Yahuah. 6 Y Él lo sepultó en un valle en la tierra de Mo'av, al frente de Beyt Pe`or, pero nadie conoce את el lugar de su sepulcro hasta hoy.
7 Y Moshéh era de ciento veinte años cuando murió. Sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.
8 Y los hijos de Yashar’el lloraron por את Moshéh treinta días en las llanuras de Mo’av. Así se cumplieron los días de llanto y luto por Moshéh.
9 Y Yahusha, hijo de Nun, estaba lleno del Ruaj Jokmah; porque Moshéh había puesto את sus manos sobre él, y los hijos de Yashar'el lo escucharon, e hicieron lo que Yahuah le había ordenado a את Moshéh.
10 Y nunca más se levantó un profeta en Yashar'el como Moshéh, a quien Yahuah conoció cara a cara, 11 en todas las señales y maravillas que Yahuah le envió a hacer en la tierra de Mitsrayim a Far`oh, a todos sus siervos y a toda su tierra; 12 y en toda esa mano poderosa, y en todo el temible poder que Moshéh mostró a la vista de todo Yashar'el.
HAFTORÁH: Yahusha (Josué) 1:1-18
DESPUÉS de la muerte de Moshéh, siervo de Yahuah, sucedió que Yahuah habló a ‘El-Yahusha, hijo de Nun, ministro de Moshéh, diciendo: 2 “Moshéh mi siervo ha muerto. Ahora pues, levántate, pasa את este Yardán tú y todo este pueblo a la tierra que Yo les doy a los hijos de Yashar’el. 3 Como dije a Moshéh: Os he dado todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4 Desde el desierto hasta el Líbano, incluso hasta el gran río, el río Perath, toda la tierra de Jittiym y el Mar Grande hacia la puesta del sol, será vuestro territorio. 5 Nadie podrá mantenerse delante de ti todos los días de tu vida. Como estuve con Moshéh, estaré contigo. No te fallaré, ni te desampararé. 6 Sé fuerte y valiente; porque tú repartirás a את este pueblo por heredad את la tierra, de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7 Solamente sé fuerte y valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la Toráh que Moshéh mi siervo, te ordenó. No te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que prosperes donde quiera que vayas. 8 No se apartará de tu boca este cefer de la Toráh, sino que meditarás en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él; porque entonces harás prosperar את tu camino, y tendrás buen éxito. 9 ¿No te lo he ordenado? ¡Sé fuerte y valiente! No temas, ni desmayes, porque Yahuah Elohayka está contigo dondequiera que vayas.”
10 Entonces Yahusha ordenó a את los oficiales del pueblo, diciendo: 11 “Pasad por el campamento y ordenad את al pueblo diciendo: Preparad provisiones, porque dentro de tres días pasaréis את este Yardán, para entrar a poseer את la tierra, que Yahuah Elohaykem os da para tomar posesión de ella.”
12 Y Yahusha habló a los re'uveniym, a los gadiym y a la media tribu de Menashsheh, diciendo: 13 “Acordaos de את la palabra que Moshéh, siervo de Yahuah os ordenó diciendo: ‘Yahuah Elohaykem os ha dado descanso y os ha dado את esta tierra. 14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestro ganado, permanecerán en la tierra que Moshéh os entregó a este lado del Yardán; mas todos vosotros, hombres fuertes y de valor, pasaréis armados delante de vuestros hermanos y los ayudaréis, 15 hasta que Yahuah les haya dado descanso a vuestros hermanos, como Él os ha dado a vosotros, y también ellos hayan poseído את la tierra que Yahuah Elohaykem les da. Entonces vosotros volveréis a la tierra de vuestra herencia y la disfrutaréis, la cual Moshéh, siervo de Yahuah os ha dado a este lado del Yardán, hacia donde nace el sol’.”
16 Y respondieron a את Yahusha, diciendo: “Haremos todo lo que nos mandes y cuando nos envíes, iremos. 17 Conforme hemos obedecido a Moshéh en todas las cosas, así te obedeceremos a ti. Solamente que Yahuah Elohayka esté contigo, como estuvo con Moshéh. 18 Cualquiera que fuere rebelde a את tu mandamiento, y no obedeciere את tus palabras en todo lo que le ordenares, él tal será condenado a muerte. Solamente sé fuerte y valiente.”
BESORÁH: Ma'asiym (Los Hechos) 27:1 - 28:31
CUANDO se estableció que debíamos navegar hacia Italia, entregaron a Pa’al y a otros prisioneros a uno llamado Julius, un centurión de la compañía Augusta. 2 Y embarcados en una nave adramitena partimos, planeando navegar por las costas de Asia, estando con nosotros Aristarco, un macedonio de Tesalónica. 3 Y al día siguiente paramos en Tsiydon. Y Julius trató a Pa’al cortésmente y le dio libertad para que fuera donde sus amigos, a refrescarse. 4 Y saliendo de allí, navegamos por abajo de Chipre porque teníamos vientos contrarios. 5 Y habiendo navegado el mar de Cilicia y Panfilia, llegamos a Myra, una ciudad de Lycia. 6 Y allí, el centurión encontró un barco alejandrino navegando hacia Italia, y nos puso allí. 7 Navegamos lentamente por varios días, y escasamente llegamos delante de Gnidu, pues el viento no nos permitía avanzar, luego cruzamos por abajo de Creta, al frente del Cabo Salmón; 8 y rodeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. 9 Habiéndose perdido mucho tiempo, y siendo más peligroso navegar, porque el ayuno de Yom Kippuriym ya había pasado, Pa’al los amonestó, 10 y les dijo: “Señores, presiento que este viaje tendrá trabajos y muchas perdidas, no solo de la carga y de la nave, sino también de nuestras vidas.” 11 Sin embargo, el centurión creyó al capitán y al dueño de la nave, más que a las palabras dichas por Pa’al.
12 Y debido a que el puerto no era apto para invernar, la mayoría también decidió partir, por si pudieran arribar a Fenicia, e invernar allí. Este es un puerto de Creta, que se extiende del suroeste al noroeste. 13 Y cuando el viento del sur sopló suavemente, y pensando que habían alcanzado lo que querían, alzaron vela allí, y navegaron costeando muy cerca de Creta. 14 Pero no mucho después, se levantó un viento tempestuoso, que se llama Euroclydon, 15 y cuando golpeó la nave, y esta no pudo oponerse al viento, la dejamos a la deriva. 16 Y navegando por debajo de una isla llamada Clauda, pasamos mucho trabajo para retener el bote; 17 y cuando lo subieron, con ayuda aseguraron la nave alrededor; y temiendo encallar, navegaron sin velas y את fueron así llevados. 18 Y al día siguiente, siendo extremadamente sacudidos por la tempestad, aligeraron la carga de la nave; 19 y en el tercer día, tiramos con nuestras propias manos los aparejos de la nave. 20 Y cuando ni sol, ni luna, ni estrellas aparecieron por varios días, y aún la tempestad que nos azotaba era grande, toda esperanza de salvarnos, se esfumó.
21 Mas luego de una larga abstinencia, Pa’al se puso de pie entre ellos y dijo: “Señores, debieron haberme escuchado y no haber zarpado de Creta y evitar este perjuicio y perdida. 22 Ahora os aconsejo que tengáis buen ánimo, porque no se perderá la vida de ninguno de vosotros; solo la nave. 23 Porque esta noche, estuvo de pie a mi lado el ángel de Elohiym, de quien yo soy y a quien sirvo, 24 diciéndome: “No temas Pa’al; debes ser llevado delante de César; y he aquí, Elohiym te ha dado a todos los que navegan contigo. 25 Por tanto señores, tened buen ánimo, porque confío en Elohiym, que será tal y como me fue dicho. 26 De todas formas seremos arrojados en una isla.” 27 Pero cuando llegó la decimocuarta noche, siendo sacudidos de arriba a abajo en el Adriático, alrededor de la media noche, los marineros estimaron que se acercaban a alguna tierra; 28 y echaron la sonda y midieron veinte brazas; y avanzando un poco, sondearon de nuevo y midieron quince brazas. 29 Entonces, temiendo que encalláramos entre rocas, echaron cuatro anclas desde la popa, y deseaban que fuera de día. 30 Y cuando los marineros estaban a punto de huir de la nave, y habían bajado el bote al mar, simulando estar soltando las anclas de proa, 31 Pa’al le dijo al centurión y a los soldados: “A menos que estos permanezcan en la nave, no os salvareis.” 32 Entonces, los soldados cortaron las cuerdas del bote y lo dejaron perder. 33 Y a medida que amanecía, Pa’al convenció a todos que comieran, diciendo: “Este es el décimo cuarto día que habéis resistido y continuáis ayunando, sin comer nada; 34 por lo tanto, os ruego que comáis algún alimento, por vuestra salud, porque no caerá un solo cabello de la cabeza de ninguno de vosotros.” 35 Y después de que habló, tomó el pan y dio gracias a Elohiym en presencia de todos ellos, lo partió y empezó a comer; 36 entonces se pusieron todos de buen ánimo, y también comieron. 37 Y éramos todos en la nave, un total de doscientos setenta y seis personas. 38 Y cuando comieron suficiente, aligeraron la nave tirando el trigo al mar. 39 Y cuando se hizo de día, no conocían la tierra, pero vieron un golfo que tenía una playa, a la cual consideraron, si fuera posible, dirigir la nave. 40 Y cuando levantaron las anclas, se entregaron al mar, soltaron las ataduras del timón y levantando la vela principal hacia el viento, se encaminaron hacia la orilla. 41 Y llegando a un lugar donde dos corrientes se encontraban, encallaron la nave; y la proa se encajó tan fuertemente que no se movía, mientras que la popa se rompió con la fuerza de las olas. 42 Y la sugerencia de los soldados era matar a los prisioneros, no fuera que alguno nadara y escapara. 43 Pero el centurión que estaba dispuesto a salvar a Pa’al, los detuvo de su propósito, y ordenó que aquellos que sabían nadar, se lanzaran primero al mar y fueran a tierra, 44 y luego los demás, unos en tablas y otros en pedazos rotos de la nave. Y sucedió que todos salieron, llegando a tierra sanos y salvos.
CAPÍTULO 28
CUANDO todos hubieron salido del agua, supieron que la isla se llamaba Malta. 2 Y los bárbaros nos mostraron gran bondad; nos recibieron a todos encendiendo fuego porque había lluvia y frío. 3 Y cuando Pa’al recogió un manojo de palos, y los puso entre el fuego, una víbora salió del calor y se prendió de su mano. 4 Los bárbaros viendo al animal venenoso colgando de su mano, dijeron entre sí: “No hay duda de que este hombre es un asesino, quien aunque ha escapado del mar, la venganza no lo dejará vivir.” 5 Mas él sacudió al animal en el fuego, y no sufrió ningún daño. 6 Sin embargo, miraban a ver si se inflamaba, o si de repente caía muerto; pero después de haberlo observado por largo rato, y ver que nada malo le pasaba, cambiaron de opinión y dijeron que era un elohiym. 7 En esta misma área estaban las propiedades del jefe de la isla, cuyo nombre era Publio; quien nos recibió, y nos hospedó por tres días, gentilmente. 8 Y sucedió que el padre de Publio yacía en cama, enfermo de fiebre y disentería. Pa’al entró donde él estaba, y orando, puso sus manos sobre él y lo sanó. 9 Entonces cuando esto sucedió, los demás que tenían enfermedades en la isla, vinieron y fueron sanados. 10 Luego nos honraron con muchos regalos; y al partir, nos cargaron con todo lo que era necesario.
11 Después de tres meses partimos en una nave alejandrina, que había invernado en la isla, y cuyo símbolo eran Cástor y Pólux. 12 Y llegando a Siracusa, nos quedamos allí tres días. 13 Y desde allí costeamos alrededor, y llegamos a Regio; y después de un día, sopló el viento del sur, y llegamos al día siguiente a Puteoli, 14 donde encontramos hermanos y nos pidieron que nos quedáramos con ellos siete días; y después, fuimos a Roma. 15 Y desde allí, cuando los hermanos oyeron de nosotros, vinieron a recibirnos hasta la plaza de Apio y las Tres Tabernas; y cuando Pa’al los vio, agradeció a Elohiym y se llenó de ánimo. 16 Llegando a Roma, el centurión entregó a los prisioneros al capitán de la guardia, pero a Pa’al le fue permitido vivir aparte, con un soldado que lo vigilaba.
17 Y sucedió que después de tres días, Pa’al convocó a los líderes de los yahudiym; y cuando estaban reunidos, les dijo: “Hombres, y hermanos, aunque no he cometido ningún delito contra el pueblo o las tradiciones de nuestros padres, fui entregado desde Yerushaláyim, en las manos de los romaiym; 18 quienes al examinarme me hubieran dejado ir, porque no había causa de muerte en mí, 19 pero cuando los yahudiym dijeron lo contrario, me vi obligado a apelar a César; no que tenga de qué acusar a mi nación. 20 Por esta razón, os he llamado, para veros y hablaros; porque por la Esperanza de Yashar’el, estoy amarrado con esta cadena.” 21 Y le dijeron: “Ni hemos recibido cartas desde Yahud acerca de ti, de ninguno de los hermanos que fueron a denunciarte o a hablar algún mal, contra ti. 22 Pero quisiéramos oír lo que tu piensas; porque sabemos que en todas partes se habla en contra de esta secta.”
23 Y cuando le asignaron un día, fueron muchos a su posada; a los cuales les explicaba y testificaba sobre את el Reino de Elohiym, convenciéndolos acerca de Yahusha tanto con la Ley de Moshéh, como con los profetas, desde la mañana hasta la noche. 24 Y unos creyeron en las palabras dichas, y otros no. 25 Y estando en desacuerdo entre ellos, se retiraron una vez que Pa’al les dijera una palabra: “Bien ha dicho el Ruaj Ha’Qodesh por el profeta Yesha`yahu, a nuestros padres:
26 ‘Id a este pueblo y diles: Oyendo, oiréis y no entenderéis; y viendo, veréis y no percibiréis; 27 porque el corazón de esta gente se ha engrosado, y sus oídos son sordos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, y oigan con sus oídos, y entiendan con su corazón y se arrepientan, y yo los sane.’
28 Sea sabido, pues entre vosotros que la yeshu`ah de Elohiym es enviada a las otras naciones y que ellos la escucharán.” 29 Y cuando dijo estas palabras, los yahudiym se fueron, y tuvieron gran discusión entre ellos.
30 Y Pa’al habitó dos años enteros en una casa rentada y recibió a את todos los que llegaron a él, 31 predicando את el Reino de Elohiym, y enseñando las cosas que conciernen a el Adonai Yahusha Ha’Mashiaj, con toda seguridad, y sin ningún hombre prohibiéndoselo.