7 Septiembre, 2024 | 4 Eythaniym (Tishrei)
PARASHÁ: Devariym (Deuteronomio) 16:18 - 21:9
Establecerás jueces y oficiales en todas las ciudades que Yahuah Elohayka te dará en todas tus tribus. Ellos juzgarán את al pueblo con justo juicio. 19 No torcerás el juicio. No harás acepción de personas. No aceptarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos. 20 Lo que fuere justo, eso seguirás, para que vivas y heredes את la tierra que Yahuah Elohayka te da.
21 No plantarás ningún pilar de Asherah de ninguna clase de árbol cerca del altar de Yahuah Elohayka, el cual harás. 22 Ni levantarás ninguna imagen, lo cual Yahuah Elohayka aborrece.
CAPÍTULO 17
NO sacrificarás a Yahuah Elohayka becerro u oveja, en los cuales se hallare defecto alguno, o cualquier imperfección, pues es abominación para Yahuah Elohayka.
2 Si se hallare en medio de ti, en tus ciudades que Yahuah Elohayka te da, hombre o mujer, que haya cometido את maldad ante los ojos de Yahuah Elohayka, transgrediendo su pacto, 3 y haya ido y servido a otros elohiym y los adore, ya sea el sol o la luna, o el ejército del cielo, lo cual yo no he mandado, 4 y te fuere dicho, o hayas oído hablar de ello, y habiendo inquirido diligentemente, he aquí, es verdad que tal abominación se ha cometido en Yashar'el, 5 entonces sacarás את aquel hombre o את aquella mujer, que haya cometido את esa mala acción a tus puertas; את a tal hombre את o a tal mujer los lapidarás con piedras hasta que muera. 6 Por el testimonio de dos o tres testigos, morirá el que fuere digno de muerte; mas no morirá por el testimonio de un solo testigo. 7 Las manos de los testigos serán las primeras sobre él para apedrearlo, y después las manos de todo el pueblo. Así quitarás el mal de en medio de vosotros.
8 Si surgiere un asunto demasiado difícil para ti en el juicio, entre un homicidio y otro, entre un pleito y otro, entre una lesión y otra, o asuntos de controversia dentro de tus puertas, entonces te levantarás y subirás al lugar que Yahuah Elohayka escogiere, 9 y vendrás a los sacerdotes, los Leviyiym y al juez que haya en aquellos días y preguntarás. את Y ellos te mostrarán la sentencia del juicio; 10 y harás conforme a la sentencia que aquellos que están en el lugar que Yahuah escogiere te indiquen. Ellos te mostrarán y cuidarás de hacer según todo lo que te hubieren indicado. 11 Según la sentencia de la Toráh que te enseñaren y según el juicio que te dijeren, así harás; no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declararen. 12 Pero aquel que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de את Yahuah Elohayka, o al juez, ese hombre morirá. Y tú apartarás el mal de Yashar’el. 13 Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no actuarán más con soberbia.
14 Cuando entres a la tierra que Yahuah Elohayka te da y la poseyeres y la habitares y dijeres: “Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están a mi alrededor; 15 ciertamente pondrás por rey sobre ti, a quien Yahuah Elohayka escogiere. De entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no pondrás un extraño sobre ti, que no fuere tu hermano. 16 Pero no multiplicará los caballos para sí mismo, ni hará que את el pueblo regrese a Mitsrayim, con el fin de multiplicar caballos; por cuanto Yahuah os ha dicho: “No regresaréis nunca más por este camino.” 17 No tomará muchas mujeres para sí, para que su corazón no se desvíe. Ni amontonará para sí plata y oro.
18 Cuando se sentare en el trono de su reino, escribirá את una copia de esta Toráh en un cefer, del original que está delante de los sacerdotes Leviyiym. 19 Y la tendrá con él, y leerá en ella todos los días de su vida, para que aprenda a temer a את Yahuah Elohayu, para que guarde את todas las palabras de esta Toráh y את de estos estatutos, para ponerlos por obra, 20 para que su corazón no se eleve por encima de sus hermanos, ni se aparte del mandamiento, a diestra o siniestra, a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos en medio de Yashar'el.
CAPÍTULO 18
LOS sacerdotes Leviyiym, toda la tribu de Leviy, no tendrá parte ni heredad con Ya-shar’el. Ellos comerán de las ofrendas quemadas a Yahuah. Es su heredad. 2 Por tanto, no tendrán heredad entre sus hermanos. Yahuah es su heredad, como Él les ha dicho.
3 Esto será pues, lo que corresponderá a los sacerdotes de parte del pueblo; de los que ofrecieren sacrificio, sea de becerro u oveja, darán al sacerdote la espaldilla, los dos cachetes y el cuajar. 4 Asimismo, le darás las primicias de tu grano, de tu vino, de tu aceite, y la primera lana de tus ovejas. 5 Porque Yahuah Elohayka lo ha elegido de todas tus tribus, para que se levante a ministrar en el nombre de Yahuah, él y sus hijos para siempre.
6 Cuando un leviyiy saliere de alguna de tus ciudades de entre todo Yashar’el, donde haya morado, y viniere con todo el deseo de su alma al lugar que Yahuah escogiere, 7 entonces él ministrará en nombre de Yahuah Elohayu, como lo hacen todos sus hermanos los Leviyiym, que están allí delante de Yahuah. 8 Tendrán raciones iguales para comer, además de la que proviene de la venta de su patrimonio.
9 Cuando llegareis a la tierra que Yahuah Elohayka os da, no aprenderéis a hacer conforme a las abominaciones de esas naciones. 10 No se encontrará entre vosotros ninguno que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, o que practique la adivinación, o hechicería, o agorero o brujo, 11 ni encantador, ni quien consulte a los muertos, ni mago, ni ocultista. 12 Porque cualquiera que practica estas cosas es abominable para Yahuah, y debido a estas abominaciones Yahuah Elohayka los expulsa de delante de vosotros. 13 Seréis perfectos delante de Yahuah Elohayka. 14 Porque estas naciones, que heredaréis, escuchan a los hechiceros y adivinos; pero en cuanto a vosotros, Yahuah Elohayka no os ha permitido hacer tal cosa.
15 Yahuah Elohayka os levantará un Profeta de en medio de vosotros, de vuestros hermanos, como yo. A él oiréis. 16 Conforme todo lo que pedisteis de Yahuah Elohayka en Jorev, el día de la asamblea, diciendo: “No volvamos a escuchar את la voz de Yahuah Elohai, tampoco permitas que veamos את este gran fuego, para que no muramos.” 17 Y Yahuah me dijo: “Han hablado bien en lo que han dicho. 18 Les levantaré un Profeta de entre sus hermanos, como tú. Y pondré mis palabras en su boca; y él les hablará את todo lo que Yo le ordene. 19 Y acontecerá que cualquiera que no escuche mis palabras que él hablará en mi nombre, Yo le pediré cuenta. 20 Pero el profeta que presuma hablar palabra en mi nombre, את que Yo no le haya mandado hablar, o que hable en nombre de otro elohiym, ese profeta morirá. 21 Y si dijeres en tu corazón: ‘¿Cómo reconoceremos את la palabra que Yahuah no ha hablado?’ 22 Cuando un profeta hablare en nombre de Yahuah, si no se cumpliere lo que dijo, ni sucediere; entonces esa palabra no la ha hablado Yahuah, sino que el profeta la ha hablado atrevidamente, y tú no le temerás.”
CAPÍTULO 19
CUANDO Yahuah Elohayka haya destruido את las naciones, את cuya tierra Yahuah Elohayka os da, y vosotros la heredéis, y habitéis en sus ciudades y en sus casas; 2 reservaréis tres ciudades para vosotros en medio de vuestra tierra, que Yahuah Elohayka os da para tomar posesión de ella. 3 Prepararéis un camino y dividiréis את en tres secciones la tierra que Yahuah Elohayka os da para heredar, a fin de que todo homicida pueda huir allí.
4 Este será el caso del homicida, que huirá allí para que pueda vivir: El que mate את a su prójimo sin intención y sin haberlo aborrecido en el pasado. 5 Como el que yendo con את su prójimo al bosque para cortar leña, y cuando su mano da el golpe con el hacha para cortar el árbol, el hierro salta del mango y cae sobre את su prójimo, y éste muere, él huirá a una de esas ciudades y vivirá. 6 No sea que el vengador de la sangre persiguiere al homicida, mientras su corazón está enardecido y lo alcanzare por ser largo el camino y lo matare; no siendo él digno de muerte, ya que no lo odiaba en el pasado. 7 Por lo cual os ordeno, diciendo: “Apartaréis tres ciudades para vosotros.” 8 Y si Yahuah Elohayka ensanche את vuestro territorio como lo ha jurado a vuestros padres, y os de את toda la tierra que prometió dar a vuestros padres, 9 si guardareis את todos estos mandamientos que yo os mando hoy para ponerlos por obra, amando a את Yahuah Elohayka y andando siempre en sus caminos, entonces agregaréis tres ciudades más para vosotros, además de estas tres, 10 para que no se derrame sangre inocente en vuestra tierra, que Yahuah Elohayka os da por herencia, y así no haya culpa de sangre sobre vosotros.
11 Pero si alguno aborrece a su prójimo y lo acecha, y se levanta contra él, lo hiere de muerte y muriere y luego huyere a una de estas ciudades, 12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán por él y lo entregarán en mano del vengador de la sangre, para que muera. 13 Tu ojo no lo compadecerá, sino que quitarás la culpa de la sangre inocente de Yashar’el para que te vaya bien.
14 En la tierra que Yahuah Elohayka te da para poseer, no removerás el lindero antiguo de vuestro prójimo, que fue establecido en tiempo pasado en tu heredad.
15 No se levantará solamente un testigo contra ninguno en cualquier delito, por cualquier pecado, o en cualquier ofensa que cometiere. Todo asunto se decidirá por boca de dos o tres testigos.
16 Si un testigo falso se levanta contra cualquier hombre para testificar contra él, sobre alguna transgresión, 17 entonces los dos litigantes quienes tienen la controversia, se presentarán delante de Yahuah, ante los sacerdotes y los jueces, que estuvieren en esos días. 18 Y los jueces harán una inquisición diligente; y he aquí, si el testigo fuere un testigo falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, 19 entonces haréis con él, como él pensó que debía hacerse con su hermano. Así apartaréis el mal de entre vosotros. 20 Y los que quedaren oirán y temerán, y de ahí en adelante no cometerán semejante maldad entre vosotros. 21 Tu ojo no tendrá compasión; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
CAPÍTULO 20
CUANDO salgáis a pelear contra vuestros enemigos y viereis caballos, carros y un ejercito más grande que el vuestro, no tengáis temor de ellos, porque Yahuah Elohayka el cual os sacó de la tierra de Mitsrayim, está con vosotros. 2 Y sucederá que cuando estéis cerca de la batalla, se acercará el sacerdote y hablará a las tropas, 3 y les dirá: “Oye, oh Ya-shar'el, vosotros os acercáis este día a la batalla contra vuestros enemigos. No desmaye vuestro corazón. No temáis, no tembléis, ni os aterréis por causa de ellos. 4 Porque Yahuah Elohaykem es quien va con vosotros, para luchar por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.
5 Y los oficiales hablarán a las tropas, diciendo: “¿Quién es el hombre que ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado? Que vaya y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre la estrene. 6 ¿Y quién es el hombre que ha plantado una viña, y aún no ha comido de ella? Que él también vaya y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla, y otro hombre coma de ella. 7 ¿Y quién es el hombre que se ha desposado con mujer y no la ha tomado? Que vaya y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla, y otro hombre la tome.” 8 Y los oficiales volverán a hablar a las tropas, y dirán: “¿Quién tiene temor y está desanimado? Que vaya y regrese a su casa, no sea את que desanime el corazón de sus hermanos tanto como el suyo.” 9 Y cuando los oficiales terminaren de hablar a las tropas, harán que los capitanes de los ejércitos tomen el mando de las tropas. 10 Cuando os acerquéis a una ciudad para luchar contra ella, primero le propondréis paz. 11 Y acontecerá que si te respondiere con paz y te abriere las puertas, entonces todas las personas que se hallaren allí serán vuestros tributarios, y os servirán. 12 Si no aceptaren la paz, sino que iniciaren guerra contra vosotros, entonces la sitiaréis. 13 Cuando Yahuah Elohayka la haya entregado en vuestras manos, heriréis את a cada varón a filo de espada.
14 Pero las mujeres, los pequeños, el ganado y todo lo que hubiere en la ciudad, todos sus despojos lo tomaréis para vosotros; y comeréis את el despojo de vuestros enemigos, que Yahuah Elohayka os ha dado. 15 Así haréis con todas las ciudades que estuvieren muy lejos de vosotros, que no sean de las ciudades de estas naciones. 16 Pero de las ciudades de estos pueblos, que Yahuah Elohayka os da como heredad, no dejaréis con vida nada que respire; 17 sino las destruiréis por completo, a saber, los Jittiym, los Emoriym, los Kena`aniym, los Perizziym, los jivviym y los Yevuciym, como Yahuah Elohayka os ha ordenado; 18 para que ellos no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones, que han hecho para sus elohiym, y así pequéis contra Yahuah Elohaykem.
19 Cuando sitiéis una ciudad por largo tiempo al hacer guerra contra ella para tomarla, no destruiréis את sus árboles a golpe de hacha. No los talaréis porque de ellos podréis comer. Porque, ¿es acaso el árbol del campo un hombre para que lo asediéis? 20 Pero los árboles que sabéis que no llevan fruto, los destruiréis y los talaréis, para edificar baluartes contra la ciudad que hace la guerra contra vosotros, hasta que sea sometida.
CAPÍTULO 21
SI en la tierra que Yahuah Elohayka os da para tomar posesión de ella, fuere encontrado alguien asesinado tendido en el campo, y no se supiere quién le ha dado muerte; 2 entonces vuestros ancianos y vuestros jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que circundan al muerto. 3 Y acontecerá que los ancianos de la ciudad más próxima del lugar donde fue hallado el muerto, tomarán una becerra con la cual no se haya trabajado ni se haya llevado el yugo. 4 Y los ancianos de esa ciudad harán descender a la becerra את a un valle escabroso, que no haya sido arado ni sembrado, y quebrarán את la cerviz de la becerra en el valle. 5 Entonces los sacerdotes hijos de Leviy se acercarán, pues ellos han sido escogidos por Yahuah Elohayka para ministrarle y bendecir en el nombre de Yahuah; y por la palabra de ellos se decidirá toda controversia y toda lesión. 6 Todos los ancianos de la ciudad más próxima donde fue hallado el muerto, lavarán את sus manos sobre la becerra que fue desnucada en el valle. 7 Y responderán y dirán: “Nuestras manos no han derramado את esta sangre, ni nuestros ojos la han visto. 8 Sé misericordioso, oh Yahuah, con tu pueblo Yashar’el, el cual has redimido, y no imputes de sangre inocente a tu pueblo Yashar’el. Y la sangre les será perdonada. 9 Así quitaréis de vosotros la culpa de sangre inocente, cuando hiciereis lo que es correcto ante los ojos de Yahuah.
HAFTORÁH: Yesha`yahu (Isaías) 51:12 - 52:12
12 Yo, Yo soy el que te consuela. ¿Quién eres, para que tengas miedo del hombre mortal y del hijo de Adam que será como hierba, 13 y olvides a Yahuah Oseka, que ha extendido los cielos y ha puesto los cimientos de la tierra? ¿Y has temido continuamente todos los días por la furia del opresor, como si estuviera listo a destruir? ¿Y dónde está la furia del opresor? 14 El exiliado cautivo se apresura para ser liberado y para no morir en el foso, ni le falte pan. 15 Pero Yo soy Yahuah Elohayka, que dividió el mar, cuyas olas rugieron: “Yahuah Tseva’oth es su nombre.” 16 Y he puesto mis palabras en tu boca, y te he cubierto con la sombra de mi mano, para poder plantar los cielos y poner los cimientos de la tierra y decir a Tsiyón: Tú eres mi pueblo.
17 ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Levántate, oh Yerushalayim que has bebido de la mano de Yahuah את la copa de su furia! Has bebido את los restos de la copa de aturdimiento y la has escurrido. 18 No hay quien la guíe entre todos los hijos que ha dado a luz; tampoco hay de entre todos los hijos que ha criado, quien la tome de la mano. 19 Estas dos cosas han venido sobre ti; ¿quién se compadecerá de ti? Desolación, destrucción, hambre y espada. ¿Por medio de quién te consolaré? 20 Tus hijos se han desmayado; yacen a la cabeza de todas las calles, como un toro salvaje en una red; están llenos de la furia de Yahuah, de la reprensión de tu Elohiym.
21 Por tanto, escucha esto ahora, afligida y ebria pero no de vino. 22 Así dice tu Adonai Yahuah y tu Elohiym que aboga por la causa de su pueblo: “He aquí, he quitado de tu mano את la copa de aturdimiento, incluso את los restos de la copa de mi furia; no volverás a beberla, 23 pero la pondré en manos de los que te afligen; que han dicho a tu alma: ¡Póstrate, para que pasemos! Y tú has puesto tu cuerpo como suelo y como calzada a los que pasaron.
CAPÍTULO 52
¡DESPIERTA! ¡Despierta! ¡Vístete con tu fuerza, oh Tsiyón! Vístete tus hermosas vestiduras, oh Yerushaláyim, la ciudad qadosh porque de aquí en adelante, ya no entrarán en ti ni el incircunciso, ni el inmundo. 2 Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, oh Yerushaláyim. Suelta las ataduras de tu cuello, oh cautiva hija de Tsiyón. 3 Porque así dice Yahuah: “Os habéis vendido a vosotros mismos por nada; y seréis redimidos sin dinero.” 4 Porque así dice Adonai Yahuah: “Mi pueblo bajó a Mitsrayim en tiempos pasados para morar allí; y Ashshur los oprimió sin causa. 5 Ahora, por tanto, ¿qué tengo aquí, dice Yahuah, que mi pueblo es llevado por nada? Los que gobiernan sobre ellos los hacen aullar, dice Yahuah; y mi nombre es blasfemado continuamente todos los días. 6 Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre; y sabrán en aquel día que Yo soy el que dice: “Mirad, soy Yo.”
7 ¡Qué hermosos son los pies de aquel que trae el Besorah, que anuncia la paz sobre los montes! Que trae buenas noticias de bien, que anuncia yeshu`ah; que dice a Tsiyón, tu Elohiym reina! 8 Vuestros atalayas alzarán la voz; a una voz cantarán porque verán cara a cara, cuando Yahuah restaure a Tsiyón.
9 ¡Prorrumpid en alegría! ¡Cantad juntos! Vosotros los lugares desolados de Yerushaláyim. Porque Yahuah ha consolado a su pueblo, ha redimido a Yerushaláyim. 10 Yahuah ha desnudado את su brazo qadosh ante los ojos de todas las naciones; y todos los confines de la tierra verán את la yeshu`ah de nuestro Elohiym.
11 Salid, salid, apartaos de allí, no toquéis nada inmundo; salid de en medio de ella. Sed limpios, vosotros los que lleváis los utensilios de Yahuah. 12 Porque no saldréis apresuradamente, ni huiréis como fugitivos; porque Yahuah irá delante de vosotros; y el Elohai de Yashar’el será vuestra retaguardia.
BESORÁH: Mattithyahu (Mateo) 26:47 - 27:10
47 Y mientras hablaba, vino Yahudáh, uno de los doce, y con él una gran multitud con espadas y palos, de parte de los líderes sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 48 Y el que lo entregaba les dio una señal, diciendo: “Al que bese, ese es, aprehendedlo.” 49 Y así mismo, se acercó a Yahusha, y dijo: “Salve Adonai” y lo besó. 50 Y Yahusha le dijo: “Amigo, ¿a qué has venido?” Entonces ellos se acercaron y le echaron mano a Yahusha, y lo aprehendieron. 51 Y he aquí uno de los que estaba con Yahusha extendió su mano y desenvainó su espada, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, arrancándole la oreja. 52 Luego le dijo Yahusha: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. 53 ¿No crees que puedo orar a mi Padre ahora, y Él me daría doce legiones de ángeles? 54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, que es necesario que así sea?” 55 Y en esa hora dijo Yahusha a las multitudes: “¿Habéis venido a aprehenderme como a un ladrón, con espadas y palos? Cada día me sentaba con vosotros a enseñaros en el Templo y no me aprehendisteis; 56 pero todo esto sucedió para que las Escrituras de los profetas fueran cumplidas.” Entonces todos los talmidiym lo dejaron y huyeron.
57 Los que prendieron a Yahusha lo llevaron a Qayafa, el sumo sacerdote, donde los escribas y ancianos estaban reunidos. 58 Pero Kefa lo siguió a distancia hasta el palacio del sumo sacerdote, y entrando se sentó con los criados, para ver el final. 59 Los líderes sacerdotes, los ancianos y el consejo, buscaban falso testimonio contra Yahusha para ejecutarlo, 60 pero no lo hallaron; a pesar de que muchos falsos testigos se presentaron, no hallaron prueba. Pero al final vinieron dos falsos testigos, 61 y dijeron: “Este hombre dijo: “Puedo derribar el Templo de Elohiym, y edificarlo en tres días.” 62 Y el sumo sacerdote se levantó, y le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué es esto que testifican contra ti?” 63 Pero Yahusha callaba. Y el sumo sacerdote respondió y le dijo: “Te conjuro por el viviente ‘El, que nos digas si eres tú Ha’Mashiaj, el Hijo de Elohiym.” 64 Yahusha le dijo: “Tú lo has dicho. Además os digo, que desde ahora veréis al Hijo de A’dam sentado a la mano derecha del poder, y viniendo en las nubes del cielo.” 65 Entonces, el sumo sacerdote, rasgó su túnica, diciendo: “Ha hablado blasfemia, ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia, 66 ¿qué pensáis?” Respondieron, y dijeron: “Es culpable de muerte.” 67 Luego escupieron en su rostro, y le abofetearon; y otros le herían con las palmas de sus manos, 68 diciendo: “Profetízanos Mashiaj, ¿quién es el que te hirió?”
69 Ahora bien, Kefa estaba sentado afuera del palacio, cuando una doncella se le acerca, diciendo: “Tú también estabas con Yahusha, el de Galiyl.” 70 Pero lo negó delante de todos, diciendo: “No sé lo que dices.” 71 Y cuando salió a la puerta, otra criada lo vio, y les dijo a quienes estaban allí: “Este hombre también estaba con Yahusha, el netseriy.” 72 Y de nuevo lo negó con un juramento: “No conozco al hombre.” 73 Y luego de un rato, se le acercaron los que estaban por allí, y dijeron a Kefa: “Ciertamente eres uno de ellos; porque tu forma de hablar te delata.” 74 Entonces empezó a maldecir y a jurar, diciendo: “No conozco a ese hombre.” Y en seguida, cantó el gallo. 75 Y Kefa recordó las palabras de Yahusha, que le dijo: “Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces.” Y él se fue y lloró amargamente.
CAPÍTULO 27
LLEGADA la mañana, todos los líderes sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Yahusha para ejecutarlo; 2 y luego de haberlo atado, lo llevaron y lo entregaron a Poncio Pilatos, el gobernador. 3 Luego Yahudáh, quien lo había entregado, cuando vio que lo condenaron, se arrepintió, y regresó las treinta piezas de plata a los líderes sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo: “He pecado, porque he entregado sangre inocente.” Y le dijeron: “¿Qué nos importa? Allá tú.” 5 Y tiró las piezas de plata en el Templo, y fue y se ahorcó. 6 Y los líderes sacerdotes tomaron las piezas de plata y dijeron: “No es lícito ponerlas en la tesorería, porque es precio de sangre.” 7 Y tuvieron consejo y compraron el terreno del alfarero, para sepultura de los extranjeros. 8 Por lo cual aquel campo se llama, hasta el día de hoy, Campo de Sangre. 9 Entonces se cumplió lo que habló Zakaryahu el profeta, diciendo:
“Y tomaron las treinta piezas de plata, el precio por el que fue avaluado, a quien los hijos de Yashar’el avaluaron; 10 Y las dieron por el campo del alfarero, como Yahuah me ordenó.”