La Fiesta de Janucá (con "J" mayúscula) se establece en realidad en los ceferiym de los Makkabiym (Macabeos) - libros no escritos en la época de la Septuaginta, y por tanto ignorados por los rabinos, y descontados por tanto por la iglesia romana emergente en su teología mixta de actitudes rabínicas ciegamente adoptadas al tiempo que albergaba un antijudaísmo de larga duración.
Makkabiym Ri'shon (1 Macabeos) 4:36-41
Entonces Yahudáh y sus hermanos dijeron: “He aquí nuestros enemigos están desconcertados. Ascendamos a limpiar y dedicar el Santuario”. 37 Ante esto, toda la multitud se juntó y subió al Monte Tsiyón. 38 Y cuando vieron el Santuario desolado, el altar profanado, las puertas quemadas y arbustos creciendo en los patios como en un bosque o en una de las montañas, y las habitaciones de los sacerdotes demolidas, 39 rasgaron sus vestiduras e hicieron gran lamentación y echaron cenizas sobre sus cabezas. 40 Y cayeron de bruces sobre sus rostros y tocaron una alarma con los shofars y clamaron hacia el cielo. 41 Entonces Yahudáh nombró a ciertos hombres para pelear contra aquellos que estaban en la fortaleza, hasta que él hubiese purificado el Santuario.
El deseo de los descendientes de Yisra'el, tras haber hecho retroceder a sus enemigos del Templo, era limpiar y dedicar el santuario. Uno de los principales motivos de su dolor al redescubrirlo fue darse cuenta de que el altar había sido profanado. ¿Es realmente importante algo así? ¿o no sería posible simplemente barrer esta información bajo la alfombra, limpiarlo un poco y volver a utilizarlo como antes? ¿No es ése el estilo occidental? Tal vez, pero no es el modo de Beit Yisra'el bajo la dirección de la familia llamada los Martillos (Makkabiym).
Makkabiym Ri'shon (1 Macabeos) 4:42-46
Así él eligió sacerdotes de conversación intachable, quienes se complacieran en la Toráh, que purificaron el Santuario y llevaron las piedras profanadas a un lugar inmundo. 44 Y cuando consultaron qué hacer con el altar de las ofrendas de humo ascendente que había sido profanado, 45 pensaron que lo mejor era derribarlo, no fuera que se les reprochara porque los paganos lo habían profanado, por lo cual lo demolieron, 46 Y depositaron las piedras en la Montaña del Templo en un lugar conveniente, hasta que hubiera un profeta que mostrara qué se debería hacer con ellas.
La lectura de Makkabiym Ri'shon indica que los griegos habían sacrificado un cerdo en el altar y exigieron que el sumo sacerdote y sus hijos comieran del cerdo sacrificado. Todos ellos se negaron y entregaron sus vidas para evitar la contaminación. ¿Podemos decir lo mismo? ¿O permitimos que se sacrifique cualquier cosa en "nuestro altar", incluso aquellas cosas que confiesan abiertamente su deseo de ser exclusivamente la contaminación de la fe?
Makabiym Ri'shon (1 Macabeos) 4:47-51
Entonces tomaron piedras enteras conforme a la Toráh y construyeron un nuevo altar de acuerdo al anterior. 48 Y levantaron el Santuario y las cosas que había dentro del Templo y santificaron los atrios. 49 También hicieron nuevos utensilios, y trajeron la menoráh al Templo, y el altar de las ofrendas de humo ascendente y del incienso y la mesa. 50 Sobre el altar quemaron incienso, encendieron las lámparas que estaban sobre la menoráh para que pudiera iluminar el Templo. 51 Además pusieron los panes sobre la mesa, extendieron el velo y terminaron todas las obras que habían iniciado.
Partimos de la base de que los que reconstruyeron el altar y purificaron el Templo lo hicieron de acuerdo con la Toráh. Al considerar esta Fiesta de la Dedicación, esta Fiesta de Janucá, volvamos a consagrarnos como piedras enteras según la Toráh.
Makabiym Ri'shon (1 Macabeos) 4:52-59
En el vigésimo quinto día del noveno mes que es llamado Kiclev, en el centésimo cuadragésimo octavo año, se levantaron temprano en la mañana, 53 y ofrecieron sacrificio de acuerdo a la Toráh, sobre el nuevo altar de las ofrendas de humo ascendente que habían hecho; 54 a la hora y día en que los paganos lo habían profanado, fue dedicado con canciones, cítaras, arpas y címbalos. 55 Entonces todo el pueblo se postró sobre sus rostros, adorando y alabando al Elohiym del cielo, quien les había prosperado. 56 Y celebraron la dedicación del altar por ocho días y presentaron ofrendas de humo ascendente con regocijo y ofrecieron el sacrificio de liberación y alabanza. 57 También engalanaron la parte frontal del Templo con coronas de oro y con escudos; y renovaron los portales y las cámaras, y pusieron puertas en ellas. 58 Así hubo gran regocijo entre la gente, por cuanto el oprobio de los paganos había sido quitado. 59 Aun más, Yahudáh y sus hermanos con toda la asamblea de Yashar’el, ordenaron que los días de la dedicación del altar deben ser guardados en su tiempo de año en año por ocho días, desde el vigésimo quinto día del mes de Kiclev, con alegría y regocijo.
La celebración de esta Fiesta de rededicación durante ocho días, tal como figura en el Cefer Makkabiym Ri'shon, pretendía ajustarse estrictamente a la Toráh. Por tanto, la celebración de ocho días se basa en la Fiesta de ocho días celebrada por Shaloma en la dedicación del primer Templo. Fíjate en 4:47: Entonces tomaron piedras enteras conforme a la Toráh y construyeron un nuevo altar de acuerdo al anterior.
Para los que practican Janucá, sobre todo los de fe o tradición judía, no hay nada en las Escrituras que se refiera a la milagrosa combustión de las velas durante ocho días.
Sin embargo, como mencioné en el primer post, la Fiesta de Janucá, tal como se practica en el noveno mes, no aparece en absoluto en el Tanaj oficialmente reconocido. Pero sí aparece en los dos primeros ceferiym de los Makkabiym (Macabeos), y su práctica se menciona directamente en el Besorah Yahujanon (el Evangelio de Juan):
Yahujanon (Juan) 10:22-23
Era entonces en Yerushalayim la Fiesta de Janucá y era invierno; 23 y Yahusha andaba por el Templo, en el Portal de Shalomah.
¿¡Qué!? ¿Yahusha subió a Yerushalayim para la Fiesta de Janucá? Sí, así es. Por tanto, a la pregunta: en mi lugar, ¿qué haría Yahusha (Jesús)?, La respuesta es: Subiría a Yerushalayim para la Fiesta de Janucá.