Continuando con nuestra discusión concerniente al testimonio de Leviy como se establece en el libro El Testimonio de los Doce Patriarcas, consideremos la amonestación de Leviy:
Y ahora, hijos míos, os ordeno: Temed a Yahuah vuestro Elohiym con todo vuestro corazón, y caminad con sencillez según toda Su Toráh. 2 Y enseñad también a vuestros hijos las letras, para que tengan entendimiento toda su vida, leyendo sin cesar la Torá de Elohiym. 3 Porque todo aquel que conoce la Toráh de Yahuah será honrado, y no será un extraño dondequiera que vaya. 4 Sí, muchos amigos ganará más que sus padres, y muchos hombres desearán servirle, y escuchar la Toráh de su boca. 5 Trabajad, pues, hijos míos, la justicia en la tierra, para que la tengáis como un tesoro en el cielo. 6 Y sembrad cosas buenas en vuestras almas, para que las encontréis en vuestra vida. Pero si sembráis cosas malas, cosecharéis toda clase de problemas y aflicciones. 7 Adquirid con diligencia la sabiduría en el temor de Elohiym; porque aunque se lleve al cautiverio, y las ciudades y las tierras sean destruidas, y el oro y la plata y toda posesión perezcan, la sabiduría de los sabios nadie puede quitarla, sino la ceguera de la impiedad, y la insensibilidad (que viene) del pecado. 8 Porque si alguien se guarda de estas cosas malas, entonces incluso entre sus enemigos la sabiduría será una gloria para él; y en un país extraño una patria, y en medio de los enemigos resultará un amigo.
Me encanta esta enseñanza. Caminad con sencillez según toda su Toráh. Aquí hay un consejo elocuente. Enseña a tus hijos las letras (enseña a tus hijos a leer), para que tengan entendimiento toda su vida. De nuevo, un consejo muy conmovedor. Sin embargo, Leviy obtiene también una comprensión de los días venideros:
Por tanto, hijos míos, he aprendido que al final de los tiempos vosotros transgrediréis contra Yahuah, extendiendo las manos a la maldad [contra Él]; y para todos los demás pueblos os convertiréis en un desprecio. Porque nuestro padre Yisra'el es inocente de las transgresiones de los sumos sacerdotes que pondrán sus manos sobre el Salvador del mundo. Porque como el cielo es más puro a los ojos de Yahuah que la tierra, así también vosotros, las luces de Yisra'el, sois (más puros) que todos los demás pueblos. Pero si vosotros sois oscurecidos por las transgresiones, ¿qué, por lo tanto, hará toda la otra gente viviendo en la ceguera?
Esta advertencia es un regalo, porque llama a los hijos de Leviy a ser las luces de Yisra'el, puros de transgresión contra Yahuah. Esta palabra transgresión (pasha en el hebreo) es también interesante en español. Transgredir es cruzar; cruzar de la rectitud (que como hemos visto es actuar justamente, amar la misericordia, y caminar humildemente con Yah), a la maldad e iniquidad. Leviy entonces discute ante sus hijos el eventual resultado de tal transgresión:
Sí; traeréis una maldición sobre nuestra raza, porque queréis destruirla luz de la Toráh que fue dada para iluminar a cada hombre ,enseñando mandamientos contrarios a las ordenanzas de Elohiym. Las ofrendas de Yahuah robaréis, y de su porción robaréis porciones selectas, comiéndolas despectivamente con rameras. Y por codicia enseñaréis los mandamientos de Yahuah, a las mujeres casadas contaminaréis, y a las vírgenes de Jerusalén profanaréis; con rameras y adúlteras os uniréis, y las hijas de los otros pueblos tomaréis por esposa, purificándolas de manera ilegal; y vuestra unión será como Sodoma y Gomorra. Y os envaneceréis a causa de vuestro sacerdocio, alzándoos contra los hombres, y no sólo eso, sino también contra los mandatos de Elohiym. Porque condenaréis las cosas santas con burlas y risas.
Por tanto el templo, que Yahuah elegirá, será asolado por vuestra impureza, y vosotros seréis cautivos a través de todas las naciones. Y seréis una abominación para ellos, y recibiréis oprobio y vergüenza eterna del justo juicio de Elohiym. Y todos los que os odian se alegrarán de vuestra destrucción. Y si no recibierais misericordia por medio de Avraham, Yitsjak y Ya'akov, nuestros padres, no quedaría ni uno de nuestra simiente sobre la tierra.
Antes de finalizar esta serie sobre los Leviyim revelando quienes creo que son ellos en la modernidad, consideremos lo que se dice inmediatamente arriba. Los Leviyim son condenados aquí por el mismo Leviy diciendo que sus hijos desean destruir la Toráh enseñando mandamientos contrarios a las ordenanzas de Elohiym. Mashiaj vino a decir lo mismo:
Besorah Mattithyahu (Mateo) 23.
Entonces habló Yahusha a la multitud y a sus talmidiym, 2 diciendo: “Los escribas y los parashiym se sientan en la silla de Moshéh, 3 así que todo lo que él os dijere que guardéis, guardadlo y hacedlo cuidadosamente; pero no hagáis las reformas y tradiciones de ellos, porque dicen y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5 Todas sus obras hacen para ser vistos de los hombres; ensanchan sus filacterias y alargan los tsiytsith[1] de sus túnicas, 6 y aman los mejores lugares en las festividades, y las principales sillas en las sinagogas, 7 y las salutaciones en las plazas, y ser llamados por los hombres Rabbi, Rabbi. 8 Mas no seáis llamados Rabbi, porque uno es vuestro Rabbi:[2] el Mashiaj; y vosotros sois todos hermanos. 9 Y no llaméis Padre a nadie sobre la tierra, porque uno es vuestro Padre, que está en el cielo. 10 Tampoco seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Rabbi: el Mashiaj. 11 Que el mayor entre vosotros, sea vuestro siervo. 12 El que se ensalce a sí mismo, será humillado, y el que se humille a sí mismo, será ensalzado. 13 Pero, ¡Ay de vosotros, escribas y parashiym, hipócritas! Porque cerráis את el Reino de los Cielos a los hombres, porque ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. 14 ¡Ay de vosotros escribas y parashiym, hipócritas! Porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis larga plegaria; por tanto recibiréis la mayor condenación. 15 ¡Ay de vosotros, escribas y parashiym, hipócritas! Porque rodeáis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando está hecho, lo hacéis dos veces más hijo de Gey Hinnom[3] que vosotros. 16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: el que jure por el Templo, no es nada, mas el que jure por el oro del Templo, es deudor. 17 Insensatos y ciegos, ¿Cuál es mayor, el oro, o el Templo que santifica al oro? 18 Y el que jure por el altar, no es nada, mas el que jure por la ofrenda que está en este, es culpable. 19 Insensatos y ciegos, ¿Cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20 Sea entonces que quien jure por el altar, jura por el altar y todo lo que está en él; 21 Y el que jura por el Templo, jura por el Templo y por el que en él vive. 22 Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Elohiym, y por el que está sentado en él. 23 ¡Ay de vosotros, escribas y parashiym, hipócritas! Porque pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero habéis omitido את los principales asuntos de la Toráh: La justicia, la misericordia y la fe; esto era menester hacer, sin dejar את de hacer lo otro. 24 Guías ciegos, que coláis את al mosquito, y tragáis את al camello. 25 ¡Ay de vosotros, escribas y parashiym, hipócritas! Porque limpiáis lo de afuera de la copa y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y sobre complacencia. 26 Tú ciego parashiy, limpia primero lo de adentro de la copa y del plato, para que también lo de afuera sea limpio. 27 ¡Ay de vosotros, escribas y parashiym, hipócritas! Porque sois como sepulcros blanqueados, que de cierto se muestran hermosos afuera, pero por dentro están llenos de huesos de hombres y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros, por fuera, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. 29 ¡Ay de vosotros, escribas y parashiym, hipócritas! Porque edificáis las tumbas de los profetas, y adornáis las sepulturas de los justos, 30 y decís: si hubiésemos estado en los días de nuestros padres, no hubiésemos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas. 31 Así que dais testimonio contra vosotros de que sois los hijos de quienes mataron a los profetas. 32 ¡Henchid la medida de vuestros padres! 33 Serpientes, vosotros crías de víboras; ¿Cómo podréis escapar de la condenación de Gey Hinnom?
34 Por tanto, he aquí, os envío profetas, sabios y escribas; y a algunos de ellos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad, 35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra; desde la sangre de H’avel, el justo, hasta la sangre de Zakaryahu hijo de Berekyahu, al cual matasteis entre el Templo y el altar. 36 De cierto os digo, que todas estas cosas vendrán sobre esta nación. 37 ¡Oh Yerushaláyim, Yerushaláyim!, que matas a los profetas y apedreas a את los que fueron enviados a ti. ¡Cuántas veces he querido juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus hijos bajo sus alas,[4] y no quisiste! 38 He aquí, que vuestra Casa os es dejada desolada.[5]
39 Porque os digo, que desde ahora en adelante ya no me volveréis a ver, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre de Yahuah.
[1] Bemidbar (Números) 15:37-41.
[2] Maestro.
[3] Ghehennah. El Valle de Hinnom; figurativamente, el lugar de castigo eterno.
[4] Ezra Reviy`iy (4 Esdras) 1:30.
[5] Ezra Reviy`iy (4 Esdras) 1:33.