La versión canonizada del Antiguo Testamento utilizada por los católicos se basa en la "Septuaginta" (también llamada "LXX" o "Los Setenta") que surgió alrededor del 280 a. C. como una traducción de los textos existentes del hebreo al griego por 70 judíos escribas (la Toráh se tradujo primero, alrededor del año 300 a. C., y el resto de los libros fueron traducidos posteriormente.)
Esta Septuaginta era el texto en el que se basaron mayoritariamente los escritores del Nuevo Testamento cuando citaban las Escrituras. Las referencias a las enseñanzas del Antiguo Testamento, halladas en el Nuevo Testamento son mayoritariamente de la Septuaginta en más de 300 ocasiones. Mateo, Marcos, Lucas, Juan y Pablo hacen referencia a la Septuaginta en sus escritos del Nuevo Testamento. Es esta Septuaginta la que incluye siete libros y partes de Ester y Daniel que fueron eliminadas de las Biblias protestantes unos 1.500 años después del nacimiento de Ha'Mashíaj.
La Septuaginta es el Antiguo Testamento al que se hace referencia en la Didajé o "Doctrina de los Apóstoles" (escritos cristianos del siglo I); y Orígenes, Ireneo de Lyon, Hipólito, Tertuliano, Cipriano de Cartago, Justino Mártir, San Agustín, al igual que la gran mayoría de los primeros cristianos, hicieron referencia a estas Escrituras en sus escritos. La Epístola del Papa Clemente, escrita en el siglo I, hace referencia a los Libros Eclesiástico y Sabiduría, analiza el libro de Judit y cita secciones del libro de Ester que fueron removidas de la Biblia protestante.
Fue la Septuaginta la versión del Antiguo Testamento aceptada por los primeros seguidores de la fe. Los siete libros adicionales que más tarde fueron llamados escritos apócrifos también se encontraron entre los Rollos del Mar Muerto.
Sin embargo, tras la destrucción del Segundo Templo y la diáspora de los judíos surgió una visión diferente de qué libros deberían considerarse escritos judíos sagrados adecuados. Alrededor del 90-100 d.C., Yojanan ben Zakkai formó una escuela rabínica. "Concilio de Jamnia" (también llamado "Jabneh" o "Javneh") fue el nombre que se le dio a las decisiones tomadas por esta escuela farisaica. Zakkai convocó el Concilio Jamniano con el objetivo de salvaguardar la Ley Oral de Hillel, decidir el canon judío (que siempre había sido, y posiblemente incluso después, un canon abierto ) e intentar prevenir la desaparición del judaísmo talmúdico en la diáspora de los cristianos y en el mundos romano.
Un breve aparte: la tradición de la ley oral en realidad comenzó antes de que la Toráh fuera entregada a Moshé. Esto se describe en Shemot (Éxodo) 18, cuando el suegro de Mosheh le aconseja que enseñe y nombre jueces:
Shemot (Exodus) 18:17-26
Entonces el suegro de Moshéh le dijo: “No es bueno lo que haces. 18 Ciertamente desfallecerás, tanto tú como el pueblo que está contigo. Pues esto es demasiado pesado para ti. No podrás hacerlo tú solo. 19 Escucha ahora mi voz; te aconsejaré y Elohiym estará contigo. Sé tú, el representante del pueblo delante de Elohiym, y lleva את las causas a Elohiym. 20 Y les enseñarás את los estatutos y את la Toráh. Les mostrarás את el camino por el cual deben andar y אתlas obras que deben hacer. 21 Además, de entre todo el pueblo proporciónales hombres capaces, hombres de veracidad, que aborrezcan la codicia y que teman a Elohiym. Y ponlos sobre el pueblo como jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuenta y jefes de decenas. 22 Ellos juzgarán al pueblo todo el tiempo. Y sucederá que todo asunto difícil lo traerán a ti, pero juzgarán todos los asuntos sencillos. Así aliviarás la carga de sobre ti, y llevarán la carga contigo. 23Si haces את esto, y Elohiym así te lo ordena, podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá a su lugar en paz.” 24 Entonces Moshéh escuchó la voz de su suegro, e hizo todo lo que había dicho. 25 Y Moshéh escogió hombres capaces de todo Yashar’el, y los puso por cabezas sobre el pueblo. Por jefes de millares, jefes de cientos, jefes de cincuenta y jefes de decenas. 26 Y juzgaron al pueblo en todo tiempo. Las causas difíciles las traían a Moshéh, pero ellos mismos juzgaban todo asunto sencillo.
Así que la ley oral - los asuntos más pequeños juzgados por la gente misma - comenzó en Siynay y continuó dentro de las tradiciones de la casa de Yisra'el, hasta que comenzó a escribirse, durante la época de Hillel el Anciano. Esta primera construcción se conoció como Talmud de Jerusalén, y también se la conoce como mishnah (que significa, el duplicado ). Esta mishnah fue entonces afirmada por los Parashiym (fariseos) como una ley alternativa a la Toráh, y los fariseos comenzaron a enseñar que la era de la Toráh había terminado y que la era de la mishnah había comenzado. Mattithyahu 23 es solo un discurso sobre la opinión de Ha'Mashíaj sobre estas leyes orales y la forjada mishnah. Es en este pasaje donde pronuncia siete ayes sobre los fariseos.
El Concilio de Jamnia fue una reacción al surgimiento de la fe nazarena, que en su mayoría eran judíos que usaban la Septuaginta para establecer la verdad sobre Ha'Mashíaj para hacer proselitismo de otros judíos. Esta fe de los nazarenos se convirtió en una amenaza identificable para la doctrina de los fariseos que eventualmente traería el Talmud redactado y la Mishnah expandida de la era babilónica, a expensas de la Septuaginta en la que estos mismos fariseos habían confiado durante casi 400 años. Los fariseos reunidos en el Concilio de Jamnia eran los mismos que habían negado que el Nuevo Testamento fuera cierto, habían acusado a los nazarenos de robar el cuerpo de Yahusha de la tumba y de mentir sobre su resurrección. Fue el infame Gamaliel a quien el mundo paulino alaba como el exaltado Parashiym Moréh (Maestro fariseo) quien instruyó a Sha'ul antes de que finalmente dejara de perseguir a los nazarenos hasta la muerte y él mismo se convirtiera, quien estableció la obligación de los judíos de rezar la Amidáh oración permanente) y sus 18 peticiones que deben ser pronunciadas, entre las cuales la petición 12 llamada birkat, dice que "no haya esperanza para los apóstatas, y que los nazarenos y herejes perezcan repentinamente". Gamaliel fue también el fariseo que obligó a los nazarenos a salir de las sinagogas.
Para hacer las cosas más interesantes, en el Concilio de Jamnia, se luchó con la posibilidad de incluir el libro de Daniy'el y finalmente admitirlo (¡pero solo como un escrito y no como una profecía!). También se eliminaron los Ceferiym Makkabiym (Macabeos). Esto ocurrió a petición de los emperadores romanos Flavios, que patrocinaban el Concilio. Estos emperadores decidieron que el Cefer Makkabim podría ser incendiario e incitar a la rebelión de los judíos.
Como sospechábamos: el Concilio de Jamnia fue una reacción al surgimiento de la fe nazarena, y la redacción de las sagradas escrituras comenzó con la intención de disfrazar la Toráh y los Profetas, todos los cuales dan testimonio de la venida del Cordero de Elohiym.
Las Biblias protestantes cuyos editores han considerado oportuno eliminar los Ceferiym Makkabiym (Libros I-IV que se encuentran en el Cefer), están de acuerdo con el Concilio de Jamnia, un Sínodo expreso del anticristo, y han cedido (una vez más, debo agregar) a las demandas de Roma y sus emperadores que temían las palabras de estas Escrituras. Los Ceferiym Makkabiym (Rollos de los Macabeos), fueron eliminados por primera vez en el Concilio de Jamnia. Ahora bien, ya que los judíos en otras partes del mundo, como los etíopes, no recibieron la noticia de las decisiones del Concilio de Jamnia, usan al presente esos siete libros "adicionales".
Jamnia, sin embargo, redujo el número ordinario de los libros que se encuentran en la Septuaginta a los libros que ahora se encuentran comúnmente en el Tanaj, incluidos los siguientes:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio
Josué, Jueces, Samuel (I y II), Reyes (I y II), Isaías, Jeremías, Ezequiel,
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Javaquq, Ts'fanyah, Hageo, Z'kharyah, Malaki
Salmos, Proverbios, Job, Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniyel, Ezra-N'jemyah, Crónicas (I y II)
Estos libros son los que ahora constituyen los escritos canónicos del judaísmo, como se decidió en reacción directa al surgimiento del movimiento mesiánico de los nazarenos en el primer siglo.