Cefer Ivriym (Carta a los Hebreos) 11:1
LA FE ES LA SUSTANCIA DE LO QUE SE ESPERA, LA PRUEBA DE LO QUE NO SE VE.
Conviene decir unas palabras sobre este tema. Se rumora que lo que atormentó a Einstein, quien creó la famosa ecuación considerando la materia y la energía, fue la cuestión del significado o la verdad, pues el significado y la verdad no tienen materia ni energía. Uno de mis proyectos favoritos es pedir a un grupo que saque un lápiz y un papel y dibuje la esencia de la vida, no algo vivo, sino la esencia misma.
La vida, al igual que la verdad y su significado, existe en el plano no material; un lugar entre la luz y la oscuridad, un foco central, capturado dentro de las especificidades de la geometría sagrada a nivel macro, submacro o micro. Considera, por ejemplo, la reputación de una persona. Es algo que permanece invisible. Es algo que existe en el plano no material, al igual que el significado del informe de la reputación, aunque los significados de las palabras son los que conllevan la mayor realidad.
De hecho, es por la palabra hablada de Elohiym que la existencia llegó a ser, y la palabra estaba con Elohiym y la palabra era Elohiym.
Cefer Ivriym (Carta a los Hebreos) 11:2-3
Porque por ella [la fe] los ancianos obtuvieron un buen informe. 3 Por la fe entendemos que los mundos fueron creados por la Palabra de Elohiym, de modo que las cosas que se ven no fueron hechas de cosas que aparecen.
Este concepto da para escribir libros sobre el tema, y de hecho se han escrito libros. Personalmente prefiero el concepto de la geometría sagrada y la propulsión de la luz eterna a la sitra ahra (la oscuridad exterior) conforme a la instrucción de Elohiym para que sea como la historia de la creación, por encima del concepto autodesestimado del big bang.
He escrito sobre esto en el libro Sitrei Torah, donde hablo de la geometría sagrada y de la división de la luz en la creación. Veamos por un momento un concepto más amplio. He escrito sobre la Torá de fuego blanco - la verdadera palabra inerrante de Yah, que no es percibida por el hombre, que no puede verla hasta que se fija con la Toráh negra sobre la página blanca.
Del mismo modo, considera que Yah en el infinito -que no puede ser visto, conocido, definido, ni siquiera nombrado, a veces simplemente referido como el Ayn Sof (sin fin), puede aparecer en Bereshit 1:1, pero sin ser nombrado. Considéralo implícito (y aquí me ando con pies de plomo):
Bere'shiyth bara Elohiym eth ha'shamayim u'eth ha'aretz.
En el principio creó Elohiym los cielos y la tierra.
Pero considera la implicación de que el Ayn Sof es el poder infinito -el poder invisible- que creó, pero que pasa sin ser nombrado.
Bere'shiyth (Ayn Soph) bara Elohiym eth ha'shamayim u'eth ha'aretz.
En el principio (Ayn Sof) creó Elohiym los cielos y la tierra.
Para algunos, esto puede parecer una herejía singular, pero tal conclusión precipita el juicio. Como he comentado muchas veces, Elohiym es una palabra plural, el plural de la palabra EL (masc.) o Eloha (fem. -de donde se tiene la derivación árabe Allah). ¿Significa esto que la verdadera interpretación de Génesis 1:1 debería ser "En el principio, los dioses crearon los cielos y la tierra"? Zacarías Sitchens ha adoptado tal postura, al igual que muchos otros que han dado una literalización griega a esta frase. A esto, yo digo que no. Elohiym, tal como se utiliza en este versículo, significa Yah en pluralidad - una expresión de ejad (unicidad).
Ahora, debemos hacernos la pregunta: ¿creemos que Yah Elohaynu Yahuah ejad (solo)? ¿Es Yah uno, o Yah en su inmediatez dentro de lo finito sólo aparece como Elohiym (en pluralidad)?
Creo que la metafísica demuestra que el Ayn Sof (el innombrable YAH en lo infinito), que, ocupando todo el espacio infinito en la dimensión infinita, creó primero el tohu vay'bohu (vacío y sin forma) o la oscuridad exterior, en la que se hizo manifiesto como Elohiym, vertiendo el Or Ayn Sof (la luz sin fin) arriba y abajo, adelante y atrás, y de un lado a otro, desarrollándose a lo largo de una secuencia de Fibonacci, utilizando la media áurea, para construir el tetraedro masculino dentro de la esfera de lo femenino, y para desarrollar los aspectos positivo, neutro y negativo de la Divinidad que llamamos Elohiym.
Dejaremos nuestra discusión sobre este punto para otro día, pero te introduce en el concepto de cómo las cosas que se ven no fueron hechas de cosas que aparecen.
Cefer Ivriym (Carta a los Hebreos) 11:4-13
Por la fe, H’avel ofreció a Elohiym un sacrificio más excelente que Kayin, por lo cual obtuvo testimonio de que era justo; Elohiym atestiguó de su ofrenda y por esto, aún estando muerto, habla. 5 Por la fe Janoj fue trasladado para no ver la muerte; y no fue encontrado porque Elohiym lo había trasladado, pues antes de ser trasladado tuvo este testimonio: que agradó a Elohiym. 6 Pero sin fe, es imposible agradarlo, porque el que se acerca a Elohiym debe creer que Él existe y que es galardonador de los que lo buscan diligentemente. 7 Por la fe Noaj siendo advertido por Elohiym acerca de las cosas que aún no podía ver y movido por temor reverente, preparó un arca para la salvación de su casa; por ella condenó al mundo y se convirtió en heredero de la justicia que es por la fe. 8 Por la fe Avraham cuando fue llamado para ir al lugar que recibiría por heredad, obedeció; y partió no sabiendo a donde iba. 9 Por la fe permaneció en la tierra de la promesa como en tierra ajena, habitando en tabernáculos con Yitsjak y Ya`akov, herederos junto con él de la misma promesa, 10 porque esperaba la ciudad con cimientos sólidos cuyo Creador y Constructor es Elohiym. 11 También por la fe, la misma Sarah recibió la fuerza para concebir simiente; y tuvo un hijo cuando ya estaba pasada de edad porque juzgó fiel al que le hizo la promesa. 12 Por lo tanto, de uno solo y este casi moribundo, salieron tantos como las estrellas del cielo en multitud, e incontables como la arena que está a la orilla del mar. 13 Todos estos murieron en la fe, sin haber recibido las promesas, pero viéndolas a la distancia; y estaban seguros de ellas y las abrazaban, confesando que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.
Dedicaré aquí sólo un momento a hablar de la progresión del alma. Una vez más, se trata sólo de una visión superficial que se discutirá más adelante con mayor documentación. Aquí, el escritor de este Cefer Ivriym (Hebreos) declara que la fe es creer a Yahuah y obedecer. Sin embargo, cuando consideramos los niveles del alma, éste no es más que el segundo nivel de crecimiento. En resumen, el alma progresa desde la Nefesh -que es una condición del alma en todo cuerpo viviente- hasta el ruaj, que es una condición que cree en Yahuah. Del ruaj, el alma progresa a la Neshamah, la condición de amar a Yah con todas tus fuerzas, a Jaya, la condición de la vida eterna como resultado de conocer al Padre y al Hijo que Él envió, a la Yajida, el alma en unidad con Yah.