¡Cuidado con la arrogancia!
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Ekev - Porque...
En esta semana leemos cómo Yahuah, que conoce que el pueblo es de dura cerviz, lo exhorta a circuncidar el corazón para no caer en las prácticas de las naciones que van a poseer. Surge una pregunta: ¿En la actualidad debemos nosotros circuncidar el prepucio de nuestro corazón? ¿Qué es eso?
Los versos que siguen son un recuento de como éramos un pueblo pequeño cuando entramos a Mitsrayim y como Yahuah nos hizo multiplicar como las estrellas del cielo, conforme lo había prometido a nuestro padre Abraham; y es que saber quiénes éramos antes de conocerlo es lo que nos permite rendirnos en alabanza constante a Él; y reconocer que todo lo que somos y tenemos viene de Su mano, es lo que nos enseña a ser agradecidos con Él y a comportarnos con otros de la manera que Él lo ha hecho con nosotros.
Un corazón no circuncidado esta lleno de orgullo y vanagloria, piensa que todo lo que tiene lo consiguió por méritos propios, se apoya en el conocimiento, carrera o posición, se olvida de dar ayuda a los que lo rodean y cuando hace favores se siente digno de mucha honra.
Un corazón circuncidado es aquel que ama a Yahuah con todo lo que es y con todos sus recursos, reconoce su grandeza y se esfuerza por pregonar las grandes cosas que Él ha hecho, no se olvida de dónde fue rescatado y siempre busca ser luz en medio de quienes le rodean y se preocupa por entender cada mandamiento de la Toráh para ponerlo por obra diligentemente.
Ser de dura cerviz es ser una persona hostil, terca y difícil de enseñar, que se niega a dejarse dirigir, que se resiste a entender que el camino por el que va no es el correcto.
Esto es muy común hoy día, muchos se niegan a amar, servir y obedecer al Padre como Él lo ordena, no porque crean que la Toráh esta abolida sino porque el corazón es rebelde y por más que se pasen años leyendo la biblia, su corazón no está circuncidado.
En el libro de Hechos, Esteban hablo de esto justo antes de morir; y hoy nos conviene meditar en sus palabras, quizás estamos iguales y no nos estamos dando cuenta.
Ma`asiym (Hechos) 5:21-23
Vosotros, tercos e incircuncisos, de corazón y de oídos, que siempre resistís al Ruaj Ha’Kodesh; como vuestros padres hicieron, hacéis vosotros. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a את los que aparecieron antes de la venida del Justo, de quien sois ahora los traidores y asesinos; vosotros que habéis recibido את la Toráh por disposición de Elohiym, y no la habéis guardado.
Por eso en esta porción la Toráh nos dice que guardemos de que nuestro corazón no sea seducido y nos apartemos.
La forma de cumplir esto es cuidando de cumplir con esta advertencia a cabalidad y con entendimiento:
Devariym (Deuteronomio) 11:18-19
Por tanto, pondrás estas mis palabras en את tu corazón y en tu alma y las atarás como una señal en tu mano y estarán como frontales entre tus ojos, las enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas cuando te sientes את en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
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