Parashá Jukat - Estatuto
Bemidbar (Números) 19:1 - 22:1
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Jukat - Estatuto
Yashar’el estaba en el desierto de Kadesh cuando le faltó el agua y de nuevo tenemos al pueblo en contra de Moshéh y Aharón.
Si alguna vez hemos experimentado estar en un desierto literal, sabemos que estar sin agua es la situación más grave en términos de supervivencia, lo cual nos lleva considerar que en principio era licito que el pueblo se angustiara por tal situación; sin embargo, recordemos que no era la primera vez que la enfrentaban.
¿Te suena familiar?
Si, esa es nuestra tendencia: en los momentos de dificultad, olvidarnos de las obras poderosas de nuestro Padre, al punto que nuestra mente se nubla y no vemos salida. El peligro es quedarnos paralizados ahí con las mismas malas actitudes que tuvieron nuestros ancestros en el desierto: queja y rebeldía.
Así que, lo que este evento nos sugiere, es que nuestras experiencias de caminar con Yahuah deben ser genuinas y profundas, de tal modo que podamos asirnos de Él como una garantía, pues como está escrito:
Todo don bueno y todo don perfecto vienen de lo alto, y baja del Padre de las luces, en quien no hay cambio, ni sombra de variación. Ya`akov (Santiago) 1:17.
Así es; Él no cambia.
Moshéh, un ejemplo de que Yahuah no hace acepción de personas
Sin duda alguna, Moshéh fue un hombre cercano al corazón de Yahuah, de quien se registra que le hablaba “cara a cara”, mostrándonos que en efecto, era especial. No obstante, resulta interesante que aquí haya quedado el registro de su desacierto, si es que así lo pudiéramos llamar, en cuanto a que ante el pedido de agua por parte del pueblo de Yashar’el, no siguió la orden impartida por Yahuah de manera precisa; hecho que finalmente significó que Moshéh no entrara a la Tierra prometida, algo que a simple vista nos pareciera injusto ¿verdad?
No sabemos la razón exacta de porque Moshéh no le habló a la roca para extraer el agua conforme le fue dicho; tal vez fue su enojo con el pueblo de Yashar’el, por lo cual “echó mano” de su propia experiencia pensando: “ya lo he hecho antes y sé cómo se hace”, pues Moshéh ya había extraído agua de una roca en una ocasión, golpeándola con su vara.
Lo importante aquí es que nuestro Elohiym revela su carácter justo en este asunto. Él no tiene favoritismos, su palabra se cumple, y quienes deseamos estar más cerca y servirle, debemos hacer memoria constante de lo que dijo Yahusha el Mashiaj: “…al que mucho le es dado, más le será requerido. Y a quien le haya encargado mucho, más le exigirán”. Un error de este tipo, no genera de parte de Yahuah un veredicto de: “estas acabado, todo terminó si te equivocaste”; sino por el contrario se convierte en una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.
Así que ánimo, todos cometemos errores y tropezamos y caemos; pero lo importante aquí, es no quedarnos ahí y seguir postrados; sino erguirnos y esforzarnos en aquella gracia que nos ha sido dada a través del Mashiaj, no convirtiéndola en excusa para no alinear nuestras vidas a la Toráh de Yahuah, sino aprovechando tales circunstancias para crecer en la obediencia a sus mandamientos hasta llegar a la estatura del varón perfecto.
Mishlei (Proverbios) 24:16
El justo cae siete veces y vuelve a levantarse; pero el impío caerá en la maldad.
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