Parashá Nasó
Bemidbar (Números) 4:21 - 7:89
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Nasó - Levanta
Esta porción de la Toráh es una de las más extensas, y aborda diferentes temas; unos muy interesantes y otros, algo “extraños”, como el rito para la mujer sospechosa de haber adulterado, que por celos de su esposo es llevada a realizar un ritual con aguas amargas en el Mishkan, después de lo cual saldrá a la luz su culpabilidad o su inocencia.
Este relato contrasta con el siguiente acerca del voto nazyr (nazareo). En el caso de la mujer, si ella era culpable se entendería que fue un acto deliberado que ponía en evidencia que ella ha dado rienda suelta a su pasión; en tanto que el segundo (el voto nazyr), es entendido como una consagración a Yahuah, constituyéndose de esta forma en un “medio de protección para su alma”.
Indudablemente en tiempos como los de hoy, pensar en “abstinencia” de cualquier tipo es algo atípico, ya que somos motivados en todo momento a complacer nuestros deseos, pues aún, hasta el más mínimo anuncio publicitario estimula nuestros sentidos.
La parashá de esta semana nos deja ver claramente como Yahuah proveyó instrucciones respecto del voto naziyr (nazareo), cuya característica esencial es que era voluntario y temporal.
No hay mucha información en la Toráh sobre el por qué se realizaba este tipo de voto o consagración, solo nos deja saber que quien decidiese hacerlo, debía abstenerse de injerir vino o licor y cualquier producto de la vid, además de dejarse crecer el cabello, no cortar su barba durante el tiempo que duraba su voto y no acercarse a cadáver alguno, entre otras cosas.
El voto nazyr nos ilustra un deseo de santidad, de protección frente a los deseos de la carne, ya que, al decidir voluntariamente hacer este voto, se ejercita el dominio propio; algo que sin duda necesitamos urgentemente hoy, pues como creyentes, libramos batallas constantemente con la inclinación hacia el mal, tal como el apóstol Pa’al lo dijo:
Romaiym (Romanos) 7:18-19.
Porque sé que en mí (quiero decir, en mi carne) no habita el bien; porque en mí está presente el deseo de hacerlo, pero no encuentro cómo realizar lo que es bueno; porque lo bueno que quiero, no lo hago, más lo malo que no quiero, eso hago.
Así que conociendo esto, procuremos trabajar en aquellas áreas en donde flaqueamos. ¡Sí! Así es, debemos saber cuáles son, y no podemos correr el riesgo de quedar “presos” de las excusas, cayendo en abismos dominados por nuestras pasiones.
Necesitamos ponernos límites y estos nos fueron dados por nuestro Padre en su Toráh; echa mano de este valioso cerco que nos ayudara a enfrentar cada desafío de la manera correcta.
Bemidbar (Números) 6:24-26
Yahuah te bendiga y te guarde. Yahuah haga que su rostro resplandezca sobre ti, y sea misericordioso contigo. Yahuah levante su rostro sobre ti, y te dé paz.
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