Los Besor’oth (Evangelios), registran el acontecimiento más importante para nosotros como creyentes en Yahusha Ha’ Mashiaj; su resurrección, pues tal como lo afirma el Apóstol Pa’al:
“...si el Mashiaj no ha resucitado, entonces nuestra predicación es vana y vuestra fe también es vana”
Korintiym Ri'shon (1 Corintios) 15:14
Yahusha estuvo 3 días y 3 noches completos en el corazón de la tierra, cumpliéndose la señal del profeta Yonah (Jonás) de la cual el mismo Mashiaj habló diciendo:
“Malvada y adúltera nación, buscáis una señal; pero no se le dará otra señal más que la del profeta Yonah, porque, así como Yonah estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así el Hijo de A’dam estará tres días y tres noches en el corazón de la tierra”.
Mattithyahu(Mateo) 12:39-40
Ahora bien, después de haber resucitado Yahusha apareció en varias ocasiones a sus talmidiym (discípulos); no obstante, llama la atención que en el acercamiento que tuvo con los dos que caminaban hacia la aldea llamada Yemiym (Emaús), ellos no lo pudieron reconocer porque según el relato, sus ojos estaban “incapacitados para reconocerlo”. Estos discípulos estaban abrumados y desesperanzados por lo que acababa de suceder en Yerushalayim, a pesar de haber escuchado lo dicho por las mujeres cuando manifestaron que Yahusha había resucitado.
¿Nosotros, hubiésemos reaccionado diferente?
Transcurridos algo más de dos mil años, nos resulta muy fácil cuestionar la actitud de aquellos talmidiym (discípulos), perdiendo de vista, que sólo hasta que Yahusha “abrió su entendimiento” llevándoles a través de la Torah y los Profetas, estos pudieron “reavivar su fe”, al punto de que sus corazones ardían al escuchar las palabras del Rabbi resucitado.
De manera similar, las situaciones difíciles que vivimos pueden llegar a abrumarnos de manera tal, que nuestros ojos espirituales lleguen a estar cegados, menguando nuestra fe, y perdiendo la capacidad de percibir o ver actuar a nuestro Elohiym.
Sin embargo, a nuestro Mashiaj no se le han escapado ninguna de las situaciones que vivimos, pues como el dijo:
Estas cosas os las he dicho para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, ¡más alegraos, yo he vencido al mundo!
Yahujanon (Juan) 16:33
Así que, ésta es una excelente oportunidad para reflexionar en aquella esperanza de la cual somos participes: La Resurrección.
Que aquel que fue levantado de entre los muertos, reavive nuestros corazones y abra nuestros ojos para poderlo ver. Shalom!
Visita nuestra tienda donde puedes ordenar
tu copia del Cefer o la Aplicación Movil