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Tazria, es la porción de esta semana. Esta palabra tiene su raíz en “ZARAH” que significa semilla, y hace referencia a que la mujer “produzca descendencia”, es decir cuando ella concibe.
Yahuah proveyó las instrucciones de como debe ser el cuidado de la mujer una vez ha dado a luz, y así mismo su purificación. Recordemos que, por el sangrado proveniente de este proceso, se le consideraba ritualmente impura, tal como en su periodo menstrual.
Como lo veremos más adelante, esto no significaba que la mujer estuviese en pecado o que fuera despreciable; no, más bien hace referencia a una condición que le impedía transitoriamente acceder al Mishkan o Templo, y tocar las cosas sagradas.
En la actualidad, cuando la mujer da a luz, se le otorga un periodo de “licencia o recuperación de maternidad”, conforme a la legislación en algunos paises. No obstante, aquello no es nuevo; ya en el pasado, las mujeres guardaban una cuarentena, es decir 40 días de reposo casi total, para dedicarse a amamantar a su bebé y a recibir buena alimentación. Esa “tradición” era realmente muy sana y tuvo su origen en la instrucción dada por nuestro Elohiym.
¡Que sabio es Yahuah! Somos la obra de sus manos y Él sabe muy bien todo lo que es conveniente para nuestra buena salud física y emocional; por eso provee instrucciones que, aunque no sean del todo comprensibles, tienen su razón de ser, son convenientes y deben ser obedecidas.
Lo que resulta curioso en este pasaje es que se den indicaciones diferentes (en cuanto al tiempo) para cuando la mujer da a luz un varón o una mujer. Sin duda alguna un aspecto que nos invita a reflexionar e indagar.
¿Lepra o enfermedades de la piel?
Esta parashá también nos habla acerca de las instrucciones para tratar “la lepra”; así fue como se tradujo la palabra hebrea tzaraat, pero no es simplemente la lepra como la conocemos hoy, sino que son por lo general enfermedades de la piel.
Ahora bien, nuestros hermanos de Yahudáh (judíos) consideran que la raíz espiritual de la enfermedad de tzaraat está ligada principalmente a los pecados de la lengua, que en general se agrupan bajo el término hebreo: lashón jará, el cual incluye chismes, crítica, mentiras, murmuración, adulación, etc.
Un caso evidente es el de Miryam la hermana de Moshé cuando junto con su hermano Aharón, cometieron lashón jará al criticarlo por haber tomado mujer kushiyth (cusita).
Es interesante que sea el aislamiento, la forma que Yahuah determinó para tratar al afectado con tzaraat, pues tal persona debía estar completamente sola, lejos de su familia, vecinos y amigos, tanto para evitar propagar la enfermedad, como para tener un tiempo que fuera usado para reflexionar y reposar. Al final cuando la persona afectada fuera declarada limpia, no solo su cuerpo estaría sano de aquella afección, sino también su interior.
Nuestras vidas pueden estar padeciendo alguna forma de tzaraat; es decir alguna situaciónn fruto de nuestras pasiones, que tal como dice la escritura, dan a luz el pecado. Por tal razón es importante que tengamos tiempos a solas, de introspección que nos permitan revisar como nos conducimos.
La Torah es nuestro objetivo y debemos apuntarle cuidadosamente; pero si nos desviamos, provisión tenemos por medio de Yahusha Ha’ Mashiaj para obtener sanidad y limpieza total; de esta manera, podemos acudir a Él, para decirle: Adoniy: si quieres, puedes limpiarme. Y Él extenderá su mano y nos tocará diciendo: QUIERO, ¡SE LIMPIO!
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