Si usted al igual que yo, creció en un contexto cristiano, seguramente muchas veces escuchó que la Ley o Toráh, era muy dificil de cumplir; y que por esa razón había venido el Mashíaj (Cristo), para librarnos de ese yugo pesado de cargar. Sin embargo, demos un vistazo al texto sagrado para saber si esta afirmación tiene asidero bíblico o si simplemente es una especie de tradición aprendida por mera repetición. Veamos el siguiente gráfico donde se ponderan las palabras de Elohiym, de Yahusha, de Pedro y aquello que se dice en los círculos cristianos.
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Después de leer estos pasajes bíblicos la pregunta obligatoria es: ¿Qué le pasó a Kefa (Pedro)? ¿Por qué si Yahuah dice que el mandamiento no es difícil, y Yahusha mismo asevera que este es fácil y ligero, él insiste en decir que es difícil y pesado? ¿Se estará refiriendo Kefa a otro yugo? Para responder estas preguntas analicemos el término yugo y cómo este es usado en la cultura hebrea.
Siendo los antiguos hebreos un pueblo agrícola que criaba ganado, usaban el yugo para simbolizar la relación entre Israel y Elohiym, quien les enseñaba a caminar por el camino correcto en la vida. Esta figura es una alusión al arado tirado por dos bueyes que están unidos. La unión se realiza a través del yugo. Cuando un buey joven, que no sabe andar con el yugo a cuestas, es introducido al trabajo del arado, se empareja al mismo yugo con un buey viejo y experimentado. Éste último actúa como guía del joven. Entonces, usando esta figura, en la cultura hebrea la interpretación que un rabino hace de la Toráh es vista como el "yugo" de ese rabino o de esa escuela rabínica; y poner un “yugo sobre un discípulo” era enseñarle cómo tenía que aplicar la Toráh a su vida cotidiana.
Como Yahusha denunció, citando al profeta Yesha’yahu (Isaías), desde hacía siglos el liderazgo en Yashar’el había ido añadiendo y añadiendo sus ideas a los mandamientos de Yahuah, convirtiéndolos en una pesada carga que la gente no podía cargar; tantas habían sido las adiciones a la Toráh que para el momento en que Yahusha desarrollaba su ministerio, era casi imposible determinar lo que Yahuah había ordenado cumplir y aquello que era mera invención humana.
Markos (Marcos) 6:6-7
Respondió y les dijo: “¡Hipócritas! Bien había profetizado Yesha’yahu de vosotros, como está escrito: Este pueblo, con sus labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, 7 pues en vano me adoran, enseñando como doctrina los mandamientos de hombres.
Cabe decir que en la literatura rabínica, los sabios hablan del “yugo de la Toráh”, el “yugo de los mandamientos”, y el “yugo del arrepentimiento”. Toda esta terminología “yugos” va directamente unida a la idea de aceptar o no la Toráh. Para los rabinos, la palabra “yugo” normalmente representa la Toráh. Por esto, rechazar los mandamientos rabínicos, era visto como rechazar la Toráh misma y consecuentemente esta idea había sido implantada en el pueblo.
Desde luego, la declaración de Kefa (Pedro), no podría referirse a la Santa y Bendita Toráh de Yahuah, y mucho menos a la interpretación de la Toráh dada por Yahusha, pues él mismo había afirmado que esta era fácil y ligera. Pedro simplemente se refería al yugo rabínico de la Toráh que no solo incluye la Toráh escrita, sino también la Toráh oral; ese sistema con tradiciones, prohibiciones, reglas y agregados elaborados todos por los líderes de Yashar’el.
Demos ahora un vistazo a la afirmación de Yahusha sobre su propio yugo o interpretación de la Toráh. Lo primero a considerar es que esta declaración no fue un golpe de ingenio que él tuvo, ni una idea que se sacó de debajo de la manga; Yahusha, como casi siempre lo hacía en sus discursos y/o enseñanzas, estaba citando la primera parte del libro, el Tanaj (Antiguo Testamento) específicamente al profeta Yirmeyahu (Jeremías). Veamos ambos pasajes en conjunto.
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Hacia el año 627 a. C., Yahuah había enviado al profeta Yirmeyahu con el propósito de hacer un llamado a la Casa de Yahudáh, para que regresaran a Él y a su Toráh. Leamos el contexto en cuestión:
Yirmeyahu (Jeremías) 5:5
me dirigiré entonces a los grandes hombres y hablaré con ellos porque han conocido el Camino de Yahuah y el juicio de su Elohiym; pero también ellos han roto por completo el yugo y reventado las coyundas.
Primero: No perdamos de vista las palabras italicas en rojo: Jeremías se proponía hablar con los líderes porque ellos habían conocido el Camino de Yahuah, pero al igual que el pueblo, habían roto el yugo y las coyundas. Ellos habían quitado el yugo de la Toráh de su cuello. Habían dejado de andar por el camino de Yahuah, es decir, la Toráh. (Es muy probable que lo hallaran muy pesado). Luego en el capitulo seis, Yirmeyahu les insta a preguntar por las sendas antiguas (la Toráh), asegurándoles que de esa forma hallarían descanso para sus almas. La respuesta testaruda de todos fue: No andaremos por ese camino. No doblaremos nuestra cerviz al yugo de la Toráh.
Segundo: El yugo rabínico del primer siglo era sumamente estricto y riguroso, causando gran desgano de cumplir la Toráh en la mayoría del pueblo; de allí que aquella afirmación de Kefa: ‘un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar’, no era un pensamiento ajeno al pueblo. Por otra parte, aquellos que se atrevían a someterse a aquel yugo, vivían oprimidos y agobiados por aquel montón de normas y regulaciones. Leamos:
Mattityahu (Mateo) 23:2-4
Los escribas y los parashiym se sientan en la silla de Moshéh, 3 así que todo lo que él os dijere que guardéis, guardadlo y hacedlo cuidadosamente; pero no hagáis las reformas y tradiciones de ellos, porque dicen y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ellos ni con un dedo quieren moverlas.
En el tiempo de Yirmeyahu la forma en que ellos hallarían descanso para sus almas, sería andando por el camino de la Toráh. De igual modo, en el primer siglo la forma en que ellos hallarían el tan anhelado descanso, sería andando en el camino de la Toráh, pero sometiéndose al yugo ligero y fácil que Yahusha ofrecía, solo esa interpretación de la Toráh les daría sosiego y descanso.
Los años han transcurrido, los hombres deliberadamente continúan cediendo a la tentación de añadirle a los mandamientos de Elohiym y de enseñar sus doctrinas, como si estas fueran de Yahuah. Las miles de denominaciones que existen hoy día ponen esto en evidencia. Sin embargo, el buey experimentado continua presto a enseñarnos cómo arar, y cómo andar por esas sendas antiguas. Su yugo fácil y ligero; continúa proporcionando descanso y sosiego a aquellos que humildemente inclinan sus cabezas y ponen sobre sí el yugo del maestro más manso y humilde que haya alguna vez existido. Y tú, ¿ya tomaste su yugo?
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