Shemot (Éxodo): 30:11-34:35
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En esta porción de la Torah, tenemos a Yahuah indicándole a Moshe: Ki Tisa (cuando tomes) el número de los hijos de Yashar’el, es decir que cuando realizaran un censo, cada uno debía pagar un rescate (una suma de dinero determinada).
Es interesante que este impuesto -por llamarlo así- era el mismo para todos. Así no habría discriminación por la capacidad económica o la posición del individuo, lo cual sugiere que Yahuah no hace acepción de personas. Esto por tanto constituye una muy buena enseñanza para nosotros, quienes somos dados a clasificar a los demás de acuerdo con los estándares que la sociedad ha impuesto.
También observamos en esta porción, que Yahuah continúa dando instrucciones sobre el Tabernáculo y su servicio en él, y establece la manera en que habrían de elaborarse el aceite y el incienso, así como su uso, pues no se debería correr el riesgo de que alguien usara estos compuestos a su conveniencia.
Llama la atención, que aún cuando se designaron hombres (Betsal’el, Aholiy’av, entre otros) para la construcción del Tabernáculo y sus elementos, Yahuah enfatiza la importancia de guardar el Shabbath, señalando que su observancia constituye una señal de que somos su pueblo, determinando así que no habría excusa válida para no apartar este día, incluso cuando el pueblo estuviera realizando las tareas encomendadas por Elohiym para el Tabernáculo.
Ahora bien resalta en esta porción de la Toráh lo sucedido con el becerro de oro, porque al momento de la entrega de las dos tablas con el testimonio de Yahuah (los 10 Mandamientos), el pueblo ya estaba quebrantando el pacto, pues habían pedido a Aharon que les hiciera un elohiym que fuera delante de ellos.
Esto nos muestra la tendencia que tenemos los seres humanos, de querer aferrarnos algo o a alguien; de tener algo visible a lo cual asirnos. ¡Que grave situación! acomodar las cosas a nuestra necesidad o deseo; pues la adoración de aquel becerro o cualquier otra imagen estaba prohibida. Sin embargo, al pueblo de Yashar’el no le importó porque “a su parecer” lo hacían para Yahuah.
En el presente, la presión en torno nuestro es una gran enemiga de la fe, porque muchos de nosotros la podemos estar experimentando al vivir este camino de la Torah, por cuanto ya desentonamos con viejas costumbres y maneras de hacer las cosas, y hemos entrado en un proceso de desaprender tradiciones, celebraciones etc.
Es necesario pagar un precio alto para entrar en la verdad y obediencia al Elohiym verdadero; pero tengamos ánimo, Yahuah es bueno y paciente y nos permite experimentar crecimiento y avance a través del reconocimiento y cambio de dirección (arrepentimiento) sincero, así como Aharon quien luego se arrepintió y fue consagrado al servicio de Elohiym como sumo sacerdote.
¡Qué gran esperanza!
Anhelo que tu vida y la mía sean llevadas a niveles profundos de dependencia, amor y obediencia a Yahuah por medio del Mashiaj Yahusha.
Tal como lo expresa el apóstol Yojanon:
Yojanon Ri'shon (1 Juan) 2:3-6
Y por esto sabemos que lo conocemos: si guardamos sus mandamientos. El que dice: lo conozco y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la Verdad no está en él. Mas el que guarda su palabra, en aquel ciertamente está el amor de Elohiym perfeccionado; así es como sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
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