Shemot (Éxodo): 18:1 - 20:23
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La porción de la Torah de esta semana se denomina “Yithro”, que es el nombre del suegro de Moshéh.
Yithro es muy recordado por el buen consejo que le dio a Moshéh, acerca de como administrar al pueblo cuando venían ante él trayendo sus problemas. Moshéh por su parte nos da una gran lección de humildad al aceptar tal sugerencia, como está escrito:
Mishlei (Proverbios) 11:14
Donde no hay consejo, el pueblo cae; pero en la multitud de consejeros hay seguridad.
Ahora bien, después de estas cosas, encontramos uno de los acontecimientos más importantes para el pueblo ivryim (hebreo), e implícitamente para la humanidad en general, considerando que Yashar’el sería luz a las naciones.
Se trata del Pacto en el Monte Siynai; un evento sin precedentes donde Yahuah mismo proclamó a viva voz, las 10 palabras o mandamientos a oídos de todo el pueblo, los cuales constituyen la base de lo que hoy llamaríamos la “Constitución del Reino”, para el pueblo de Yashar’el; un estándar de justicia para el mundo como ningún otro.
Este fue un día inolvidable. ¿Lo puedes imaginar? Truenos, relámpagos, fuerte sonido de shofarot (cuernos o trompetas), cuando aquella montaña se estremeció, descendió fuego sobre ella, y la presencia y la voz del Elohiym verdadero, retumbaron en los oídos de cada persona allí presente, pues todo el pueblo de Yashar’el escucho la voz de Yahuah, desde el más pequeño hasta el más grande.
Es maravilloso pensar que Yahuah sacó al pueblo de la esclavitud y una vez lejos de aquel lugar de aflicción, les propuso un pacto, dándoles plena libertad para decidir si lo aceptaban o no.
Al igual que lo sucedido ese día, tú y yo tenemos que hacer una decisión frente a las instrucciones dadas por Yahuah: su Toráh. Si; porque todas ellas están vigentes. El mismo Mashiaj declaró que él no vino a anular la torah o los profetas, sino a cumplirla, constituyéndose así en el modelo perfecto de obediencia.
La Toráh no es una carga, sino un regalo dado por nuestro Elohiym para vivir en libertad; todas las instrucciones que contiene son justas, verdaderas y no fueron producto de la invención humana; mas bien son la expresión del amor de Yahuah para quienes somos su pueblo. Por esto, obedecerlas nos hará un pueblo apartado, diferente, inteligente y sabio, es decir, una luz para el mundo, tal como El Mashiaj lo dijo.
Reflexionemos acerca de cómo estamos frente a estos 10 Mandamientos. Lee y medita lo que se derivó de ellos, que por cierto es el resto de la Torah, porque ella constituye la base para conocer los caminos de Elohiym, y su voluntad para que nos vaya bien y hagamos prosperar nuestro camino.
Tehilliym (Salmos) 119:1-2
Dichosos los puros en el Camino, que andan en la Toráh de Yahuah. Dichosos los que guardan sus testimonios y lo buscan con todo el corazón.
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