Shemot (Éxodo) 6:2 - 9:35
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La porción de la Torah de esta semana se denomina “Vayera”, que se traduce “y me aparecí”.
Yahuah habla a Moshéh y le dice que se le apareció a El-Avraham, a ‘El-Yitsjak y a ‘El-Ya’akov, como ‘El Shaddai; y le confirma que no ha olvidado el pacto que hizo con ellos, para hacerlos heredar la tierra de Kena’an.
Es así, como se pone en marcha el plan de Yahuah para la gran liberación del pueblo de Yashar’el; dándoles una orden a Moshéh y Aharón a fin de sacarlos de Mitsrayim.
Es interesante que en este relato se nos menciona la genealogía de Mosheh y Aharón, descendientes de Leviy, posiblemente con el fin de recordar a las generaciones venideras quienes eran aquellos que fueron elegidos para sacar al pueblo de Yashar’el y conducirlos a la libertad.
En este contexto, se inicia la revelación de Yahuah a Far’oh rey de Mitsrayim y a todo su pueblo mostrando su poder; aunque dicha revelación fue progresiva.
Ahora bien, los versos 3 al 4 del capítulo 7, dicen lo siguiente:
Y endureceré el corazón de Far’oh, y multiplicaré mis señales y mis maravillas en la tierra de Mitsrayim. Mas Far’oh no os oirá, para que Yo ponga mi mano sobre Mitsrayim y saque mis ejércitos, y a mi pueblo, los hijos de Yashar'el, de la tierra de Mitsrayim, con grandes juicios.
Shemot (Éxodo) 7:3-4
Observemos que por un lado, Yahuah quiere liberar a su pueblo, y por el otro endurece el corazón de su opresor. ¿Resulta confuso, no?
¡Si! Es difícil tratar de conciliar estas dos posiciones; pero si miramos atrás, se nos dice que este Far’oh había estado oprimiendo muchos años al pueblo de Yashar’el, tratando con astucia de reducir su número, lo cual revela que el corazón de Far’oh ya se había endurecido.
En ese sentido, podríamos considerar que el resultado de lo que Yahuah hizo, fue aumentar ese endurecimiento en el rey de Mitsrayim; pues al enviar la primera señal del poder de Elohiym (las plagas), éste no accedió a dejar en libertad al pueblo, al punto de que aún su propia gente sufrió las consecuencias de la soberbia de su rey.
Esto nos enseña que no debemos permitir que nuestro corazón se endurezca por la soberbia, el orgullo o la arrogancia, pues como está escrito:
La soberbia va adelante de la destrucción, y el ruaj altivo antes de la caída.
Mishlei (Proverbios) 16:18
Pensemos que Yahuah nos da la oportunidad de rectificar nuestras vidas y de evaluar cómo estamos caminando; al hacerlo estaremos cuidándonos de ser engañados por nuestro propio corazón.
Recuerda:
Si oyes hoy su voz, no endurezcas tu corazón.
Ivriym (Hebreos) 3:7-8
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