Parashá Vayera | Bere'shiyth (Génesis) 18:1 - 22:24
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Gracia no significa pasar por alto el pecado
Avraham no solo recibe el anuncio de la llegada de Yitsjak, sino que se entera del juicio que está por suceder a las ciudades de la llanura y trata de negociar con Yehováh, sin éxito alguno, pues los habitantes de esas ciudades se habían corrompido en extremo. Y esto nos enseña que la maldad tiene su límite; no es cierto que los perversos podrán salirse con la suya, porque hay un momento de juicio ineludible el cual no puede ser detenido ni aún por la intercesión, si bien esta última salvó la vida de Lot.
¿Cuál es el interés que rige tu vida?
Aprendamos del contraste entre las prioridades de Avraham y las de su sobrino Lot. Ya vimos cómo este, seducido por la codicia, no vaciló en escoger la llanura fértil del Jordán, y fue plantando su tienda hacia Sodoma y Gomorra (Génesis 13:12). Finalmente llegó a vivir allí, a pesar que su espíritu rechazaba lo que sucedía en derredor suyo. Al fin y al cabo no todo lo que había aprendido de su tío Avraham había caído en el vacío. Pero pudo más la codicia, y la influencia de su mujer, que sus principios espirituales. Por el proceso que se narra, es evidente que Lot fue haciéndose concesiones a si mismo hasta llegar a vivir dentro de las ciudades corruptas, sin medir el precio que él mismo y su familia tendrían que pagar. Esto es una señal de alerta para nosotros: una pequeña concesión con el pecado, terminará arrastrándonos a abismos insospechados.
El relato nos lleva a ver la destrucción de las ciudades de la llanura. Lot es urgido a salir con su familia, pero solo dos de sus hijas van con él; las otras dos ya casadas, se quedan con sus maridos quienes seguramente pensaron que solo era una broma (otras traducciones, indican que Lot fue a hablar con sus yernos, lo que implica que tenía dos hijas ya casadas, mientras que las dos que están aún en casa, “no habían conocido varón”). La esposa de Lot, por su parte, es incapaz de dejar su estilo de vida y se regresa. “Mirar hacia atrás” no fue solo asunto de voltear su cabeza, sino de continuar apegada a las cosas de su pasado, incluyendo su vida de lujo y comodidad material que seguramente había logrado; su corazón estaba aferrado a lo que dejaba atrás y así terminó convertida en un pilar de sal.
Decisiones erradas que afectan a nuestra descendencia
Lot termina viviendo en una cueva con sus hijas, quienes lo emborrachan un par de veces para tener relaciones sexuales con él y poder concebir. La tradición judía afirma que la razón por la cual actuaron así, fue que pensaron que la humanidad había sido aniquilada y solo ellas y su padre habían quedado, por lo cual era necesario procrear la raza humana y esa sería la única manera de lograrlo (?); sin embargo surge la pregunta: ¿Por qué no fueron en busca de Avraham? Tal tradición se queda sin piso. Lo cierto es que esa relación incestuosa da origen a los Moabitas y a los Amonitas, pueblos que habrán de ser un problema permanente para Yisrael en el futuro.
No dejemos pasar desapercibidas estas lecciones. Cada día con las decisiones que hacemos, estamos labrando nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Sea bueno o sea malo, todo tendrá un efecto. Por eso necesitamos aprender a vivir pensando más allá de nuestro bienestar presente, para entender que somos un eslabón más en una cadena de generaciones, y que lo hagamos o dejemos de hacer tendrá efectos en los que vendrán después de nosotros.